Códices mayas

Fray Bartolomé de las Casas se lamentó cuando descubrió que esos libros fueron destruidos y escribió: "Estos libros fueron vistos por nuestros clérigos, y yo aún pude ver restos quemados por los monjes aparentemente porque ellos pensaron que podrían dañar a los indígenas en materia de religión, ya que se encontraban al inicio de su conversión".

La autenticidad del Códice Grolier no fue aceptada por todos los mayistas y por muchos años se le consideró una falsificación.

[7]​ El Codex Dresdensis está guardado en la Sächsische Landesbibliothek (SLUB), la biblioteca estatal en Dresde, Alemania.

[8]​ Un aficionado alemán, Joachim Rittsteig vinculado a ciertas teorías pseudocientíficas, anunció en 2011 haber descifrado este códice el cual, según afirmó, le permitiría ubicar un tesoro de unas ocho toneladas de oro en tablillas.

[9]​[10]​ Como era de esperarse, este "descubrimiento" fue desmentido por verdaderos expertos en el tema poco tiempo después.

[11]​ En 1825-1826 el italiano Agostino Aglio realizó una copia del Códice de Dresde en blanco y negro para Lord Kingsborough.

(conocida actualmente como Códice Kingsborough) Este, a su vez, la publicó en el libro Antiquities of Mexico, que tuvo nueve tomos.

Aglio había preparado también una versión a color, pero Kingsborough murió antes de que se publicara.

Quizá fue enviado a Carlos I de España por Hernán Cortés, junto al Quinto Real.

Este códice, también conocido como "Códice Peresianus", se encuentra en la actualidad en el Fondo Mexicano (Fonds Mexicain) de la Biblioteca Nacional de Francia y guardado celosamente sin exhibición al público.

[14]​ No obstante de este códice existen copias que han permitido su estudio.

En cada página siempre se encuentra una figura (identificada actualmente como un dios) mirando hacia el lado izquierdo de la página e invariablemente sosteniendo un arma, ya sea una jabalina o un atlatl, mientras que con la otra mano sostiene una cuerda que termina siempre en un cautivo amarrado.

En la parte inferior hay una lista de fechas y cálculos calendáricos.

Lee, Jr., Jesús Mora Echeverría, George E. Stuart y Karl Taube opinando acerca de la autenticidad del mismo.

Más adelante, ya en 2005, La doctora Laura Elena Sotelo, especialista en códices mayas del Centro de Estudios Mayas del Instituto de Investigaciones Filológicas de la UNAM, declaró que No fue sino hasta el año 2016, cuando mediante un estudio epigráfico, semiótico e iconográfico realizado por los expertos Stephen Houston, Michael D. Coe, la doctora Mary Miller y el experto iconógrafo Karl Taube, se hizo un nuevo esfuerzo de comprobar en definitiva la autenticidad del artefacto.

Página 9 del Códice Dresde (de la edición de Ernst Förstemann , en 1880)
Láminas 10 y 11 del Códice de Dresde
Las tablas de Venus en el Códice de Dresde .
Fragmento del Códice de Madrid .