En 1887 renunció a su cargo y hasta 1898 ocupó puestos menores en la biblioteca al servicio de la familia real sajona.
A pesar de sus deficiencias, la obra sigue siendo indispensable para la investigación hasta nuestros días.
[2] Por este hecho, se le considera un mayista, junto con otros estudiosos de la cultura precolombina.
Por este hecho Förstemann tuvo acceso al manuscrito que estudió a profundidad,haciendo interpretaciones que si bien no lograron el propósito definitivo de descifrarlo, si contribuyeron, en su momento, a su comprensión y valoración.
Publicó inclusive una serie de copias del manuscrito original.