Cuando los conquistadores españoles llegaron a la región que habitaban los mayas, la cultura se encontraba en decadencia, las grandes ciudades habían sido abandonadas, y las tribus se encontraban rivalizando entre sí.
[2][3] Muy poca evidencia escrita en papel amate se tiene al respecto de la civilización maya.
En esa época se descartó a los indígenas como posibles constructores, pues eran considerados como seres inferiores y salvajes que durante el siglo XVI cubrían sus cuerpos con pieles, vivían en chozas, que poseían armas rudimentarias y que eran incapaces de cualquier tipo de actividad intelectual o creadora.
El mundo científico debatió las probabilidades de que los constructores hubiesen sido los fenicios, los egipcios o los judíos.
A finales del siglo XX, los glifos mayas terminaron por ser descifrados.