En el país, queda patente la relación entre sus poblaciones y la de origen canario, siendo considerados éstos como diferentes a los españoles.
[11] La migración canaria a Venezuela comenzó en el siglo XVI, en el marco de la expansión colonial española en América.
[15] Los misioneros, especialmente agustinos y capuchinos, desempeñaron un papel clave en esta política de poblamiento.
[17] En el siglo XVII, comenzaron a desarrollar estructuras sociales propias, conservando elementos distintivos de sus tradiciones.
Fundaron nuevas localidades en áreas periféricas, como San Felipe y la colonización de la Guayana venezolana.
[20][21] Asimismo, los capuchinos canarios continuaron su labor evangelizadora en zonas rurales, consolidando una huella profunda en la historia y el desarrollo social del país.
Esto implicó jornadas laborales extensas y deducciones salariales para cubrir el traslado, lo que generó situaciones cercanas a la servidumbre.
[26] La emigración estuvo motivada por factores como sobrepoblación, la crisis de la cochinilla y agrícola hacia finales del siglo XIX, fundando comunidades.
Su presencia se extendió por regiones como los Andes, Barinas, Guanipa y Guatire, contribuyendo al desarrollo rural.
Los salarios permanecían estancados y la población canaria crecía debido al descenso de la mortalidad infantil.
Se trataba de viejos pesqueros destinados a faenar en el cercano banco canario-sahariano o al cabotaje.
Pero también barcos europeos, que en viajes hacia América tocaban en los puertos canarios, principalmente en el de Las Palmas.