[1] Su nombre (del griego antiguo ὁπλίτης, hoplitēs) deriva de hoplon (ὅπλον, plural hopla, ὅπλα), lo que quiere decir 'arma'.
Era un soldado de infantería pesada, en contraposición al gimneta (griego antiguo γυμνής, gymnếs, «desnudo») y al psilós (griego antiguo ψιλός, psilós, «desnudo» también), soldados de infantería ligera.
[2] Estos soldados aparecieron a finales del siglo VII a. C. Formaban parte de una milicia ciudadana, normalmente ciudadanos libres, aunque en situaciones excepcionales se podía hacer uso de esclavos, los cuales actuaban como infantería auxiliar.
[3] Casi todos los griegos conocidos de la Antigüedad clásica lucharon como hoplitas, incluso filósofos y dramaturgos.
Debido a que los hoplitas no eran soldados profesionales, las ciudades-estado mantenían una pequeña élite militar.
Conocidos como epilektoi ("los elegidos" en español), eran entrenados y mantenidos regularmente por los gobiernos de las Ciudades-Estado.
[4][5] Los hoplitas se entrenaban como milicias, por lo que estaban diseñados para luchar en campañas cortas y batallas rápidas.
Eran cortas, sangrientas y brutales, por lo que se necesitaba un alto grado de disciplina.
[6] Ambas fuerzas se alineaban en una llanura, con una formación rectangular aproximada, alrededor de ocho filas, aunque esto variaba.
Ahora bien, la Ilíada describe enfrentamientos de naturaleza hoplítica: ¿hay que considerar dichos pasajes como interpolados?
La coraza fue modificada, al escudo se le añadió una segunda correa permitiendo un mejor asimiento.
Cada griego hoplita tenía una armadura diferente, hecha a medida, y en el escudo colocaba los símbolos de su familia.
El diseño de los cascos solía variar con el tiempo: La linotorax, utilizada desde época micénica y por otros pueblos también, era un modelo más ligero, cómodo y flexible que la coraza de bronce, aunque ofrecía menor protección.
Solían disponerse estas escamas en la cintura, pero también se ponían en hombreras e incluso el pecho.
Es un tema de discusión para los historiadores si los hoplitas usaban la lanza por debajo o por encima del brazo.
Una vez que una de las líneas se rompía, los vencidos escapaban del campo, seguidos por la caballería o los peltastas.
Las bajas eran leves comparadas con las batallas modernas y raramente superaban el cinco por ciento en el bando perdedor, pero en estas bajas solían estar los ciudadanos más importantes y los generales que lideraban la vanguardia.
Por ello, toda la guerra podía ser decidida en una sola batalla; la victoria se reforzaba con el rescate pagado a los vencedores por los vencidos, llamado "la costumbre griega".
Por lo tanto, el hombre del extremo derecho de la falange estaba solo protegido a medias.
En la batalla, las falanges opuestas explotarían su debilidad dirigiéndose al flanco derecho de su enemigo.
De todos modos los hoplitas entraron en decadencia: hubo tres grandes batallas en la guerra del Peloponeso y ninguna resultó decisiva.
Estas reformas hicieron posible las guerras de desgaste y aumentaron las bajas en las batallas.
La organización de la guerra en la Antigua Grecia derivada del nuevo sistema hoplítico se basaba en el combate cerrado y la formación compacta.
La principal originalidad de este hoplon, que constituirá el arma emblemática de los hoplitas, consistía, sin embargo, en no colgarse del cuello por una correa, sino por llevarse en el antebrazo izquierdo, embrazado por una abrazadera central y una correa periférica como asidero.