No pertenecían a un grupo jurídicamente definido, ya que podían ser efebos, metecos o ciudadanos jóvenes.
Probablemente puedan ser identificados con los agronómoi destinados a la defensa y vigilancia de la chora ática según Platón.
Estos fuertes no eran los péripolion, como podría creerse (esta palabra nunca fue utilizada en el Ática), sino los phrourion (fortalezas) y los phylaktèrion (puestos de guardia).
Eran formados en función de sus necesidades específicas, (equipamiento ligero, movilidad, armas arrojadizas) en El Pireo, mientras eran efebos, pero lo más corriente era sobre la marcha.
La población se refugiaba detrás de los Muros Largos y abandonaba la chôra a las tropas adversarias.
El hecho de que los thetes y metecos fueran numerosos entre los perípolos para asegurar el servicio militar, refuerza su adhesión a la democracia, y permite, por otra parte, la emergencia de un ejército democrático: anteriormente el ejército, dominado por la aristocracia, era mayoritariamente favorable a un régimen oligárquico.
Los perípolos evolucionaron, y su evolución bajo Licurgo pudo estar influenciada, por la institución platónica ficticia de la Agronomía.
La duración del servicio en el cuerpo de los perípolos no duraba normalmente más que un año.
A diferencia de los del Ática, los perípolos eran siempre nativos, mientras que los peripolarcos podían ser extranjeros.
La organización de los perípolos se hacía en contingentes más autónomos y se insertaban en un sistema político menos centralizado: pequeñas comunidades tuvieron perípolos y las ciudades de estas comunidades constituían los eschatiai, que les proporcionaban oficiales competentes.
La primera evolución importante que se conoce del peripolato tuvo lugar con las reformas de Licurgo.
Desde la liberación del año 229 a. C., aparecen nuevos soldados en las inscripciones, los hypaithroi, que parecen ser los sucesores de los perípolos.
Su existencia no impidió la persistencia de los efebos, cuya actividad en las fronteras parece que conoció una renovación.