Aparece junto con el Manierismo, que a su vez dio paso al Barroco y este al Rococó; siendo renovado a través del Neoclasicismo y atacado por el Romanticismo.
No obstante, el clasicismo de la Edad Moderna tiene sus orígenes más inmediatos en la continuidad de movimientos culturales surgidos en la Baja Edad Media: los valores del Renacimiento, junto a la búsqueda del conocimiento y la perfección que caracterizan al humanismo.
De hecho, se denomina también "Clasicismo" a una fase del Renacimiento italiano: el Renacimiento pleno del primer cuarto del siglo XVI, cuando convivieron las figuras de "los cuatro grandes" (Leonardo, Bramante, Rafael y Miguel Ángel) que hicieron pasar el centro del arte de Florencia a Roma (los tres últimos, mientras que el primero terminó sus días en Francia, que se abrió a la influencia italiana -escuela de Fontainebleau- como toda Europa -Renacimiento nórdico, Alto Renacimiento español-).
El origen del término parece provenir del uso de la palabra medina por [gorutyersies] en Noches áticas (siglo II), quien deriva su sentido inicial (la "primera clase de ciudadanos" que era llamada en primer lugar a votar en los comicios romanos) para denominar classicus scriptor a los escritores que considera excelentes.
Ejemplos de dramaturgos clasicistas son Pierre Corneille, Jean Racine y Molière.
Partiendo de estas influencias, los arquitectos del siglo XVII Inigo Jones[14] y Christopher Wren establecieron firmemente el clasicismo en Inglaterra.
Juzgaba a los ciudadanos por la forma en que acumulaban riqueza y poder por encima de cosas tan simples como proyectos para su comunidad.
[15] Al igual que Platón y Aristóteles, a Sócrates no se le ocurrieron estas ideas solo.
Estos "maestros de las artes políticas" fueron los primeros en pensar y actuar como Sócrates.
[15] En definitiva, a la antigua Grecia hay que atribuirle la fundación de la filosofía política clásica.