Solemnidad

Todas las solemnidades tienen Oficio propio y comienzan al atardecer del día anterior con la celebración de las primeras vísperas, algunas incluso tienen vigilia, es decir misa propia el día anterior (Navidad, Pascua, Pentecostés) y las de mayor importancia cuentan con octava, es decir la celebración se prolonga durante toda la semana que sigue (Pascua y Navidad).

Los domingos solamente ceden su celebración a las solemnidades o fiestas del Señor que caigan en ese día, salvo que sean domingos de Adviento, Cuaresma o Pascua, en los que cualquier otra solemnidad (ver abajo lista de solemnidades) que caiga en cualquiera de estos domingos, se adelanta al día anterior o se retrasa al día posterior.

Pero, si cae en un domingo del tiempo de Adviento, del tiempo de Cuaresma o del tiempo de Pascua, no se puede celebrar porque estos domingos tienen preferencia y se pasa al día anterior o al posterior.

Destacan los siguientes domingos que se celebran de forma especial que, junto con el Domingo de Resurrección mencionado arriba, tienen preferencia sobre cualquier celebración y que de ninguna manera se pueden celebrar otras fiestas en ellos: La solemnidad del Señor más importante es el Triduo Pascual de la Pasión, Muerte y Resurrección del Señor.

Es decir, un santo puede celebrarse en el martirologio romano con memoria (obligatoria o libre), festividad, o sin una categoría litúrgica concreta; pero si se trata del santo patrón del municipio, se celebrará en ese lugar como una solemnidad.