Años más tarde, el teatro es adoptado por el Imperio Romano, aunque lo hará por su naturaleza pedagógica que transformará en propagandística -por su capacidad romanizadora- y su potencial como entretenimiento.
[5][6][7] Durante la Edad Media, la figura del dramaturgo en Occidente estuvo profundamente influenciada por la Iglesia Católica.
Los dramaturgos enfrentaron un entorno adverso en el que su labor era limitada y, a menudo, ignorada por las autoridades religiosas.
Durante esta época, la dramaturgia se transformó en un arte vinculado tanto al entretenimiento como a la reflexión social y política.
Además, Ludovico Ariosto (1474-1533) se destacó en la comedia erudita con obras como La Cassaria (1508) y I Suppositi (1509), que sentaron las bases para el teatro renacentista en Italia.
Este período estuvo marcado por el surgimiento del 'teatro ilustrado', que reflejaba los cambios sociales y filosóficos de la época.
[20][21] El dramaturgo del siglo XX se enfrenta a un panorama teatral profundamente transformado por las tensiones sociales, políticas y culturales de la época.