BMW Serie 8

Simbolizó las más altas cotas del diseño, la tecnología y el lujo que BMW era capaz de proporcionar a sus clientes.

Por primera vez se emplearon para su concepción y desarrollo programas de diseño asistido por ordenador.

Destacó por sus líneas vanguardistas, con una carrocería en forma de cuña, el llamativo frontal inspirado en el del icónico BMW M1, los faros escamoteables delanteros, la ausencia de pilar B o una parte posterior recortada.

Desafortunadamente, su lanzamiento coincidió en el tiempo con una fuerte recesión económica, como consecuencia de la primera Guerra del Golfo y por tanto, muchos de los planes que había para desarrollar mejores prestaciones en sus diferentes versiones del Serie 8 E31, acabaron abandonados al fondo de un cajón, como una variante Cabrio o un previsible BMW M8, conocido internamente como el Ferrari Killer, del que se conserva un prototipo en un garaje secreto denominado "Giftschrank", en los sótanos del Museo BMW, en Munich.

Para transmitir el imponente par a las ruedas traseras, BMW optó por montar un eje integral, sostenido por una combinación de muelles y amortiguadores unidos al estabilizador transversal y provistos además de un autoblocante electrónico.

[8]​ Sin embargo, BMW decidió no lanzarlo al mercado, ya que sus directivos estimaron que en los años 1990 no existía un nicho de mercado suficientemente grande para justificar la producción en serie de ese modelo.

Inicialmente fue un vehículo pensado para competir contra Ferraris, como el 456 GT y su potencia no hubiese sido superada por otro BMW Motorsport, hasta la llegada de los BMW X5 M y BMW X6 M. Exteriormente no tiene los clásicos faros escamoteables, solamente unos pequeños y estirados faros frontales a ambos lados de los riñones clásicos, reducidos a la mínima expresión.

Los pasos de rueda son más anchos – como todo buen Motorsport – y en el trasero se ubica una gran toma de aire vertical, probablemente para refrigerar algún componente.

Recubierto en Alcantara por todas partes, es mucho más espartano que la habitual opulencia de los Serie 8.

Son técnicas de adelgazamiento similares a las practicadas por BMW con el M3 GTS.

Acoplado al cambio manual, llegamos a la parte más interesante: el motor que se denominó S70, cuya potencia era tal en aquel entonces, que es apenas superada por los actuales X5 M y X6 M, por 5 CV (3,7 kW).

Como no había mercado para un coche así por aquella época, BMW no desperdició el trabajo realizado y continuó desarrollando el propulsor, que terminó montado con excelentes resultados en los McLaren F1.

Su consumo medio era 13,4 L/100 km (7,5 km/L; 17,6 mpgAm), relativamente correcto para la época y el motor.

Sus rivales más naturales son: el Mercedes-Benz Clase S Coupé, que brilla sobre todo por ser muy confortable, o como la nueva generación del Bentley Continental GT.

Tampoco nos podemos olvidar del Aston Martin DB11, un lujoso GT británico, que competirá en sus versiones más potentes con el Serie 8.

Se ofrece un diseño afilado, con un frontal de ópticas muy rasgadas y una calandra sobredimensionada.

En la zaga tenemos unas ópticas LED bastante discretas y un spoiler integrado en el portón del maletero.

Aunque es un coche creado para ser disfrutado conduciendo, posee un sistema de conducción semi-autónoma, similar al Autopilot de Tesla o al Drive Pilot de Volvo, que en autopista y carreteras convencionales conducirá por nosotros, siempre que se tengan las manos sobre el volante.

Está disponible en carrocerías Coupé y Cabrio y en ambos casos, está animado por un motor V8 de 4395 cm³ (4,4 litros) TwinPower biturbo con una potencia máxima de 625 CV (616 HP; 460 kW), para la versión M8 Competition.

Su puesta a punto es específica, más apropiada para un vehículo de cuatro puertas.

Bajo el chasis los ajustes también son similares a los del M8 Coupé, con un sistema de tracción integral xDrive, dirección integral a las cuatro ruedas, diferencial autoblocante con control electrónico o frenos carbono-cerámicos, todo ello diseñado para que, junto a los 600 CV (592 HP; 441 kW) o 625 CV (616 HP; 460 kW), dependiendo si se escoge la versión Competition, con más potencia de su motor V8 biturbo de 4395 cm³ (4,4 litros) se genere una experiencia de conducción absolutamente deportiva.

En condiciones de buena adherencia, envían el 100% de la potencia al tren trasero, mandando potencia al eje delantero cuando las exigencias dinámicas del coche así lo requieren, ya sea practicando una conducción deportiva, o porque el firme tiene una adherencia baja.

El 840d, equipado con un motor diésel de 2993 cm³ (3 litros) con una potencia máxima de 320 CV (316 HP; 235 kW), destaca por un gran empuje y un excelente equilibrio entre consumos y prestaciones.

Es la versión más indicada de la Serie 8 para los que deseen hacer largos viajes.

Todos estos motores cuentan con inyección directa, turbocompresor, intercooler y cumplen con la Normativa anticontaminación Euro 6D.

El desarrollo virtual de este auto ha sido fundamental ya que sistemas como el control de tracción han sido desarrollados gracias a la simulación y la inteligencia artificial y así poder tener los desarrollos óptimos en el auto incluso antes de que exista la versión definitiva que competirá en las pistas.

Versión 840 Ci.
Vista frontal con los faros retráctiles abiertos.
Vista trasera.
Interior de la versión 850 manual.
Palanca de cambios de la caja automática de un 840Ci.
Vista trasera del M850i Coupé.
Interior del M850i Coupé.
M8 en el Salón del Automóvil de Fráncfort de 2019.
Presentación del concepto Gran Coupé en el Salón del Automóvil de Ginebra de 2018.
Vista trasera del Gran Coupé.
Motor S63 en Essen .
Motor B57 Diésel.
M8 GTE en las 6 Horas de Fuji de 2018.