El control de estabilidad fue desarrollado por Bosch en 1995, en cooperación con Mercedes-Benz y fue introducido al mercado en el Mercedes-Benz Clase S bajo la denominación comercial Elektronisches Stabilitätsprogramm (en alemán "Programa Electrónico de Estabilidad", abreviado ESP).
[4][5] En 1983, se introdujo un sistema electrónico de " control antideslizante " en las cuatro ruedas en el Toyota Crown.
El control de tracción funciona aplicando el frenado y el acelerador de las ruedas individuales para mantener la tracción al acelerar, pero a diferencia del ESC, no está diseñado para ayudar en la dirección.
Si el vehículo se mueve en una dirección diferente, el ESP detecta la situación crítica y reacciona inmediatamente, independientemente del conductor.
Con estas intervenciones selectivas de los frenos, el ESP genera la fuerza contraria deseada para que el vehículo pueda reaccionar según las maniobras del conductor.
El ESC interviene solo cuando detecta una probable pérdida de control en la dirección, como cuando el vehículo no va donde el conductor está conduciendo.
El ESC puede funcionar en cualquier superficie, desde pavimento seco hasta lagos helados.
La mayoría activa una luz indicadora en el tablero y/o un tono de alerta; algunos permiten intencionalmente que el rumbo corregido del vehículo se desvíe muy levemente de la dirección ordenada por el conductor, incluso si es posible igualarla con mayor precisión.
Una maniobra imprudente aún puede exceder estos límites, resultando en la pérdida de control.
Por ejemplo, durante el hidroplaneo, las ruedas que el ESC usaría para corregir un derrape pueden perder contacto con la superficie de la carretera, reduciendo su efectividad.
Esta medida tiene como objetivo mejorar la seguridad vial y reducir los accidentes de tráfico.