Arte cisterciense

Por eso buscan el yermo como lugar de emplazamiento para sus monasterios.

La Orden, siguiendo la Regla de San Benito, observa el aislamiento y la clausura, por lo que este arte se desarrolla en construcciones interiores para el uso de los monjes: iglesia, claustro, refectorio o sala capitular.

El año 1115, San Bernardo fue enviado por Esteban Harding a fundar Claraval, de la que fue abad hasta su muerte en 1153.

En 1135, Bernardo precisaba alojar a más monjes y decidió construir Claraval II, la primera gran abadía de estilo cisterciense.

La expansión más vertiginosa se produjo entre 1129 y 1139, surgiendo problemas para mantener el espíritu de la orden y para controlar mediante el sistema de filiación a las nuevas abadías.

Los cistercienses difundieron el gótico francés en estos países, a través de sus nuevos monasterios.

Aproximadamente, 400 abadías cistercienses se vieron muy afectadas por actos de pillaje y destrucción.

En el siglo XVIII, los cistercienses de Centroeuropa ajustaron su programa a las nuevas directrices del concilio y construyeron abadías barrocas.

En primer lugar, la pobreza voluntaria: estas esculturas y adornos eran un gasto inútil; despilfarraban el pan de los pobres.

Su espiritualidad se ordenaba por la regla: silencio, disciplina, obediencia al abad, horario riguroso distribuido entre numerosos rezos en común, lecturas religiosas y trabajo manual.

Esto último se consiguió diseñando dos zonas en el monasterio estancas e incomunicadas entre sí.

En primer lugar, se buscaron soluciones constructivas para cada dependencia que favoreciesen el espíritu de la regla, lo que se llama el establecimiento del programa tipo , o resumidamente plano tipo, donde Bernardo de Claraval tuvo una influencia decisiva.

En segundo lugar, una vez establecido el plano tipo, se impuso en las nuevas construcciones.

Así, la iglesia se orientaba en la dirección este-oeste con la cabecera al este; el claustro se adosaba a la iglesia; el ala este del claustro se dedicaba a dependencias de los monjes con la sala capitular en la planta baja y el dormitorio en la planta primera con dos escaleras, una que baja al interior de la iglesia y la otra al claustro; en el ala del claustro contraria a la iglesia se disponía el refectorio y la cocina; en el ala oeste (normalmente, con acceso independiente del claustro), un edificio de dos plantas se destinaba a los conversos y almacenes con acceso independiente a la parte trasera de la iglesia.

Por último, en la construcción propiamente dicha del nuevo monasterio, viviendo el día a día de la obra, el abad tenía a un monje encargado, llamado cillerero, cuya responsabilidad era el control de las obras y además llevaba las finanzas de la abadía bajo la supervisión del abad.

Es una cuestión todavía debatida si los arquitectos eran los mismos monjes o contrataban maestros de obra.

En la bibliografía, frecuentemente se cita al revés: de esta forma conseguían agrandar las salas.

En cada monasterio hicieron su ménsula distintiva, particularizándola en la terminación inferior mediante un adorno sencillo.

En varias fotografías del artículo se pueden apreciar diferentes terminaciones de ménsulas.

Para ello construyeron una larga sala donde dormían todos juntos, en un primer piso con el fin de evitar humedades.

La fuente se encuentra en un pequeño pórtico cubierto, adosado al claustro, enfrente del refectorio.

Resulta un pequeño templete donde se aprecia a escala reducida bóveda, arquerías, contrafuertes y fachadas.

Por eso tenían palomares y piscifactorías pues era una parte importante de su dieta.

El tercer estilo, impuesto por Bernardo de Claraval, corresponde a La Gran Biblia de Claraval, era muy austero, no se podía emplear oro, ni representar figuras y la escritura era monocroma con iniciales azules.

Estos elementos exteriores verticales se repiten rítmicamente y dividen el edificio en módulos iguales.

Sin embargo, los cistercienses no adoptaron las doce puertas que se mencionan en la ciudad celestial.

El final del siglo XIII coincidió con la máxima difusión de la orden, unas 700 abadías.

Le seguían Italia con 98, el Sacro Imperio Romano Germánico con 71, Inglaterra con 65 y España con 57.

Las restantes se distribuían entre Países Bajos, Polonia, Suecia, Austria, Bohemia, Hungría, Portugal e Irlanda.

Muchas de estas últimas no se conservaban como en el XIII, pues los mismos monjes habían alterado y modernizado las vetustas dependencias medievales.

Conversos segando. Cultivaban trigo, cebada, avena y centeno.
En la Sala Capitular, San Bernardo y sus monjes. Jean Fouquet , Museo Condé, Chantilly .
Iglesia barroca de Salem.
Iglesia de la abadía de Fontenay .
Capiteles de Fontenay
Sección del claustro, sala capitular y dormitorio de FontFroide .
Planta de la sala capitular y claustro de FontFroide .
Planta del Lavatorio de Fontenay
Refectorio de Huerta
Folio de la Biblia de Esteban Harding, corresponde al primer periodo de códices cistercienses
Máxima expansión de la orden a finales del siglo XIII
Ruinas de Moreruela