La fachada queda más ligera por la presencia de tres ventanales y un ojo pequeño.
Según la regla benedictina el único adorno posible es el de los capiteles inspirado por el mundo vegetal.
El único elemento que prefigura al gótico es la bóveda del tiburio.
Durante la Revolución francesa la abadía fue utilizada como fábrica y luego dada a administración privada.
Desde 1846 pasó a ser propiedad estatal y comenzó también la restauración arqueológica que ha permitido devolverle sus estructuras originarias al tiempo que se descubrían las bases de los edificios aledaños.