Arrowsmith (película)

La película relata la vida de Martin Arrowsmith, quien estudia medicina debido a su interés por la investigación científica.

El protagonista se mueve entre dos tendencias contrapuestas: desarrollar su pasión por la investigación, aplicando rígidos criterios científicos con el fin de obtener resultados a largo plazo que beneficien al mayor número de personas posible; o ejercer la medicina clínica y procurar la curación del paciente.

Al terminar su carrera, Martin se enamora de la enfermera Leora "Lee" Tozer (Helen Hayes), con quien contrae matrimonio.

Sin embargo, nunca olvida su pasión científica, que se reaviva cuando conoce al doctor Sondelius (Richard Bennett) en una conferencia.

Por otra parte, su esposa pierde el hijo que esperaba y queda estéril.

Durante la campaña, Arrowsmith conoce a la hermosa Joyce Lanyon (Myrna Loy), quien recibirá el tratamiento experimental.

Sin embargo, el resultado es un éxito y Tubbs, en nombre del Instituto McGurk, así lo presenta a la prensa.

[9]​ Quizá por haber trabajado el propio padre de Lewis como médico en una pequeña población, la temática le resulta familiar al escritor y la composición del personaje protagonista ha merecido los elogios de la crítica por su profundidad y consistencia.

Howard realizó el guion basándose en la segunda parte de la novela,[14]​ pues Goldwyn había concebido la película al servicio de la estrella del momento, Ronald Colman, quien ya tenía cuarenta años entonces.

[15]​ El filme también se caracteriza por contener abundantes diálogos, algo inusual en los primeros tiempos del cine sonoro.

[16]​ Otra importante diferencia entre novela y película es que la relación que se establece entre Martin Arrowsmith y el personaje interpretado por Myrna Loy está solo levemente sugerida en el filme (mientras que en el libro de Lewis se consuma el adulterio), si bien ello parece deberse más que al propio guion, a un segundo montaje motivado por la censura del nuevo Código Hays con motivo del posterior reestreno de la cinta.

[17]​[18]​ El trabajo de Howard se vio recompensado con su nominación al Óscar al mejor guion adaptado en 1932, si bien el premio se lo llevaría Edwin Burke por su trabajo en Bad Girl, filme dirigido por Frank Borzage.

[8]​ Cuando Samuel Goldwyn negoció con Fox Film Corporation la cesión de John Ford para dirigir la película, este ya era un director experimentado y consolidado en la industria.

Fuera este u otro el motivo, lo cierto es que la película contiene abundantes elipsis temporales que imponen un ritmo que resulta demasiado apresurado para el gusto de algunos críticos,[6]​[21]​ aunque, años más tarde, similares elipsis narrativas en otra película de Ford, The Searchers (1956), serían elogiadas por la crítica.

[30]​ El filme ha sido calificado en alguna ocasión como el más «narrativo» de la obra de Ford, supeditando la realización más al desarrollo del relato que a la atmósfera y los detalles.

[34]​ Así se puede apreciar, por ejemplo, en la inquietante secuencia en la que Lee fuma el cigarrillo contaminado, y cuyo humo envuelve la escena como una nube letal,[35]​[28]​ una de las destacadas por la crítica.

[43]​ Aunque las valoraciones de la obra son moderadas, se señala el avance que supone para el director en la medida que supone la traslación a la pantalla de un personaje profundo y complejo por primera vez en su carrera.

[17]​ Por otro lado, su elegante acento inglés, que tanto le había ayudado a sobrevivir al traumático cambio que representó la llegada del sonido,[45]​ resultaba inapropiado en un médico del ficticio Estado de Winnemac.

[47]​ Menos recordada hoy que otras intérpretes de la época, Helen Hayes fue, sin embargo, una respetadísima artista conocida como la Primera Dama del Teatro Americano.

[26]​ Aunque Arrowsmith le quiere, se casa con ella por amor[52]​ y abandona por ella (temporalmente) sus sueños de investigador para dedicarse al ejercicio de la medicina, lo cierto es que la abandona una y otra vez: mientras el doctor investiga sobre el brote de carbunco en el ganado, Lee pierde el niño que esperaba y queda estéril; cuando hace su primer descubrimiento en el laboratorio, acude corriendo desde casa al trabajo y solo se apercibe de que Leora le acompaña al llegar y verla reflejada en un cristal;[53]​ un error de Martin hará que el bacilo de la peste contamine el cigarrillo que luego enfermará a Lee;[35]​ finalmente, ella morirá sola, abandonada por los sirvientes, mientras su esposo está lejos combatiendo la epidemia y, quizá, habiéndole sido infiel.

[54]​ Myrna Loy todavía no había alcanzado la tremenda popularidad que le proporcionaría la serie de películas inspiradas en la novela de Dashiell Hammett El hombre delgado, junto a William Powell.

[41]​ El actor Richard Bennett, cuya más conocida interpretación quizá sea la que haría años después en la película de Orson Wells The Magnificent Ambersons, realiza una notable composición del divulgador doctor Sondelius.

Además, su composición del personaje resulta enormemente vital, mostrando que los científicos también tienen una vida privada y les gusta divertirse.

[65]​ Unos años más tarde Newman firmaría un contrato con 20th Century Fox,[66]​ estudio en el que volvería a trabajar con Ford en películas como El joven Lincoln (1939), The Grapes of Wrath (1940) o ¡Qué verde era mi valle!

(1941),[71]​ diseñando el decorado del entrañable pueblecito galés que seguiría siendo utilizado en diversas películas durante más de veinte años.

Esta institución privada muestra los peligros que para la investigación científica suponen el afán de notoriedad y los intereses comerciales.

[77]​ En ese aspecto, la película resulta avanzada al anticipar las posturas de respeto al individuo que se impondrán tras la Segunda Guerra Mundial también en el ámbito de la experimentación científica con seres humanos.

[82]​ También en ella el protagonista es un médico que, a consecuencia de una condena injusta, deberá combatir una epidemia en un ambiente tropical.

[90]​[21]​[42]​[91]​ No obstante, otros críticos recuerdan que el montaje definitivo efectuado con ocasión del reestreno e influido por la censura del nuevo Código Hays pudo haber alterado sustancialmente la obra,[92]​ no faltando quien reivindica el filme como una gran obra fordiana.

En esta ocasión sustituyó al conflictivo Ford por el no menos prestigioso William Wyler.

Sinclair Lewis , autor de la novela
Habrían de pasar unos años hasta que John Ford pudiera exhibir su primer Óscar
Ronald Colman, protagonista del filme
Helen Hayes en un tráiler de 1935
Imagen publicitaria de Myrna Loy en 1930
John Qualen en una escena de His Girl Friday , en 1940
Microscopio de 1920 similar a los que pudo usar Martin Arrowsmith. El filme cuestiona la moralidad de la experimentación con seres humanos.