Sam habla del largo viaje a Europa que está realizando con su esposa Fran (Ruth Chatterton), quien se siente atrapada por su aburrida vida social.Mientras viaja a Inglaterra en el RMS Queen Mary la pareja encuentra agradables compañeros.
Con el tiempo, Fran ve cada vez más a su marido como aburrido y poco imaginativo, ya que a él sólo le interesan los sitios turísticos habituales y le gusta visitar fábricas de automóviles.
Al poco tiempo, Fran se enamora del playboy culto Arnold Iselin (Paul Lukas), quien la invita a lugares exóticos como Montreux y más tarde Biarritz.
Convence a Sam para que le permita pasar el verano sola en Europa.
En casa, Sam es recibido calurosamente por sus amigos, así como por su hija (Kathryn Marlowe) y su nuevo yerno (John Payne), quienes se han instalado en la mansión de Fran.
Esa noche vuelve a bailar con el joven y encantador barón Kurt von Obersdorf (Gregory Gaye), quien le dice que se casaría con ella si fuera libre.
Más tarde, después de otra pelea, le informa a Sam que quiere el divorcio.
Mientras se arregla el divorcio, Sam deambula sin rumbo por Europa realizando diversas actividades turísticas.
Sam habla de iniciar un nuevo negocio: una aerolínea que conecte Moscú y Seattle vía Siberia.
Le pide a Edith que se case con él y ella acepta con entusiasmo.
La versión cinematográfica ha hecho más que justicia a la obra del Sr. Howard, convirtiendo una historia necesariamente episódica... en una narrativa fluida de interés sostenido, actuación bien definida y buena conversación."
[7] La revista Time dijo que fue "dirigida con una comprensión adecuada de sus valores por William Wyler, con un reparto espléndido y una interpretación brillante".
Entre los principales críticos de la industria cinematográfica en 1936, la publicación especializada en entretenimiento Variety otorgó quizás los mayores elogios a la producción: Escribiendo para The Spectator en 1936, Graham Greene le dio a la película una buena crítica, describiéndola como "una película muy bien hecha y bien interpretada".