Su director fue John Ford; la productora, Fox Film Corporation; el actor protagonista, Will Rogers; la música fue compuesta por Samuel Kaylin; el director de fotografía fue George Schneiderman; William S. Darling trabajó en la dirección artística e interpretaron papeles secundarios Berton Churchill y Francis Ford.
Ford había dirigido más de sesenta películas durante el período del cine mudo.
En 1933, Ford aceptó un encargo de su vieja compañía, la Fox, para dirigir un drama casi rural protagonizado por el popular y peculiar actor Will Rogers.
[5] La llegada del cine sonoro le permitió conectar mejor en este medio con el público, al llegar al mismo directamente con su propia voz en vez de con los rótulos propios del cine silente (que él mismo redactaba).
La colaboración con un reputado director como Ford le permitió conferir más prestigio a su ya popular imagen.
Sin embargo, en este caso el protagonista no es un joven y ambicioso investigador sino un médico ya mayor, cargado de experiencia y buen sentido, que lleva décadas intentando curar a sus pacientes o, al menos, ayudarles en el duro tránsito a la otra vida cuando no puede sanarles.
A diferencia de Martin Arrowsmith, Bull (encarnado con su inimitable estilo por Will Rogers) sabe que los pacientes no siempre sobreviven, y desarrolla su trabajo teniendo en cuenta este hecho.
Sus sensatas medidas preventivas son rechazadas por las corruptas autoridades locales, que temen un negativo efecto sobre el turismo.
Finalmente, el médico deberá abandonar la ciudad, si bien los periódicos se hacen eco simultáneamente de su último gran éxito profesional.
Durante los rodajes, era más fácil verle rodeado de extras y operarios que dialogando con los guionistas.
Un personaje como Will Rogers, que parecía encarnar la sabiduría popular y era todo lo opuesto al conocimiento académico, encajaba perfectamente con la mentalidad de Ford.
Rogers respondía perfectamente al planteamiento, y sabía en qué momento debía dar entrada a los restantes compañeros de reparto.
[6] Para facilitar el trabajo del actor, Ford ponía a su servicio toda la puesta en escena, concebida a través de planos estáticos en los que la cámara permanecía inmóvil facilitando que Rogers estuviera dentro de plano.
[16][nota 1] La productora censuró, no obstante, una secuencia de un linchamiento que ha sido elogiada por la crítica por su escritura y puesta en escena.
El protagonista —Priest, por ejemplo— suele ser un personaje cuya época transcurrió hace tiempo y que experimenta una evidente nostalgia del pasado.
Con el protagonista se mueven personajes marginales, tales como delincuentes, prostitutas, negros, huérfanas u holgazanes a los que aquel defiende de la sociedad bien pensante.
Para salvarle, su tío emprenderá una búsqueda a lo largo del río y deberá literalmente participar en una carrera fluvial compitiendo contra otro capitán encarnado precisamente por el escritor Irvin S.
El nuevo jefe de estudio intentó eliminar los pasajes más cómicos, lo que, según Ford, perjudicó al resultado final.
[15] La inesperada muerte de Will Rogers en un accidente aéreo en 1935 puso fin a la colaboración entre actor, director y productora, consolidando así esta como una trilogía.