Un río es una corriente de agua que fluye con continuidad por un cauce en la superficie terrestre o bien puede ser subterráneo.
Posee un caudal determinado, rara vez es constante a lo largo del año, y desemboca en el mar, en un lago o en otro río,[1] en cuyo caso se denomina afluente.
Algunas veces terminan en zonas desérticas donde sus aguas se pierden por infiltración y evaporación (ver río alóctono).
[3] Este vocablo etimológicamente viene del latín «rivus», que quiere decir "arroyo" o "río".
Cuando esta parte de un río se encuentra en un clima seco pueden denominarse a veces barrancos, ramblas o torrentes.
Al fluir el río, acarrea grandes cantidades de sedimentos, los que pueden dar origen a islas sedimentarias, llamadas deltas y también puede ocasionar la elevación del cauce por encima del nivel de la llanura, por lo que muchos ríos suelen discurrir paralelos al mismo por no poder desembocar por la mayor elevación de las riberas en el río principal: son los ríos tipo Yazoo.
[23] La flora y fauna de los ríos es diferente a la que se encuentra en los océanos porque el agua tiene distintas características, especialmente la salinidad.
Lo mismo sucede con los estuarios de los ríos, aunque en este caso, la entrada de especies marinas en los ríos suele ser momentánea durante el flujo o pleamar lo cual se debe a que se vacían durante el reflujo o bajamar mientras que en los deltas, lo que cambia durante las mareas es la mayor o menor salinidad de sus aguas.
En un río contaminado por materia orgánica se distinguen tres zonas a partir del punto de contaminación: Resulta difícil medir la longitud exacta de un río debido a las propiedades del terreno por donde fluye.
La norma general es que en principio la administración de cada sector del río es ejercida por el respectivo ribereño.
Las fuentes y los ríos tuvieron en Grecia un culto especial, según se aprecia en las representaciones gráficas.