Se dan dos variedades: En un meandro ensanchado, el movimiento lateral ha quedado muy limitado al descender el nivel de base y disminuir en consecuencia la velocidad de las aguas.
Como resulta lógico, al descender el nivel del cauce, los taludes antiguos compuestos por creta y otros minerales y rocas sedimentarias del Mesozoico, han quedado completamente inactivos y ya las aguas, incluso en sus niveles máximos, han dejado de acercarse a ambos taludes En sentido estricto, no se trata de un verdadero meandro encajado, sino de un meandro divagante con las orillas estabilizadas, bien sea por razones naturales (por ejemplo, por la existencia de una elevación natural del relieve que el propio río tiene que rodear) o por razones humanas (por la estabilización de los cauces para evitar las inundaciones).
Su origen se debe al curso divagante de un río en una meseta casi horizontal: al disminuir el nivel de base de dicho río, bien sea por la erosión remontante desde fuera de la meseta o por el ascenso general del relieve a escala regional, las aguas del río se ven obligadas a ir cortando en profundidad el relieve, pero en el mismo lugar donde se encontraban los meandros divagantes originales.
En algunos casos, los meandros han servido para establecer la ubicación de algunas ciudades.
Los numerosos meandros del río San Antonio obligaron a los primeros habitantes de origen español a construir numerosos puentes, lo que se convirtió en un atractivo de la ciudad.