Los plaguicidas no son necesariamente venenos, pero pueden ser tóxicos para los humanos u otros animales.
[3][4] El término plaguicida está más ampliamente difundido que el nombre genérico exacto: biocida (literalmente: "asesino de lo vivo").
Su aplicación llegó a ser una práctica común como medida preventiva aun sin ningún ataque visible.
Los plaguicidas pueden ahorrar dinero a los agricultores al prevenir las pérdidas de cosechas por insectos y otras plagas.
Los herbicidas se usan para eliminar las malezas y también para controlar a las plantas invasoras que pueden infligir daños en el medio ambiente.
[13] También puede ocurrir envenenamiento por DDT y otros compuesto clorados cuando entran en la cadena alimentaria.
Los científicos calculan que el DDT y otros compuestos químicos en la categoría de organofosfatos han salvado siete millones de vidas desde 1945 al prevenir enfermedades como la malaria, peste bubónica, tripanosomiasis y tifus.
[5] Sin embargo el DDT no siempre es efectivo, ya que los insectos desarrollan resistencia al mismo.
[6] En muchos países, los pesticidas deben estar aprobados para su venta y uso por una agencia gubernamental.
Esta contaminación propiamente dicha debe separarse de contaminaciones accidentales, pero puede alcanzar en ocasiones niveles de riesgo muy altos que se han hecho evidentes en ríos y lagos, por su trascendencia en la fauna agrícola y el riesgo que presenta el uso de tales aguas contaminadas a los seres humanos.
[5] También ocurre que algunas pestes se adaptan a los plaguicidas y no mueren.
Los efectos de los plaguicidas en la salud humana pueden ser agudos o retrasados en aquellos que están expuestos.
[35] La aplicación de plaguicidas y fertilizantes impacta sobre la salud humana, existiendo relaciones directas entre varios tipos de cáncer,[36] problemas en la piel, problemas neurológicos,[37] trastornos en el desarrollo neurológico,[38] defectos congénitos y muerte fetal.
[37] En particular, los trabajadores rurales que deben aplicar los productos agroquímicos son quienes sufren el mayor riesgo[39] y se ven afectados por el contacto directo,[40] llegando a sufrir daños genéticos.
[5] Medidas mecánicas en vez de químicas, por ejemplo el agua caliente puede tener casi tan buen efecto sobre pulgones como los plaguicidas.
[5] Otro método es la liberación de otros organismos que combaten a las plagas, como ser sus predadores y parásitos naturales.
[48] Estos procedimientos pueden ser costosos, llevar mucho tiempo y servir sólo para ciertas especies de pestes.
Esto se traduce en un aumento promedio del 13% en los rendimientos agrícolas y de 20% en los ingresos.
Muchos insecticidas utilizados en los afidos de la soja son altamente tóxicos para los seres vivos.
[50] Los siguientes herbicidas son utilizados en la producción de soja transgénica en diversos países americanos [51][52]