Es decir, que no existe una «única» cocina árabe, sino muchas variantes regionales,[1] cada una influenciada por diferentes culturas, climas, historia... etc. que generalmente se agrupan en tres grandes bloques: la gastronomía magrebí (occidental), la levantina (oriental) y la masrí (central).
Recibe influencias, tanto en sus ingredientes como en sus técnicas de preparación, de la cocina mediterránea, la judía, la bereber en el Magreb, la copta en Egipto, la turca por su pasado otomano, las tradiciones culinarias del Medio Oriente como la iraní o la india y la pied-noir en Argelia entre otras.
Predominan las legumbres, como el garbanzo, las habas o las lentejas, y hortalizas de todo tipo como berenjenas, tomates, cebollas, pepinos, etc. frutos secos, frutas (cabe destacar la omnipresencia del limón), además de verduras y muchas hierbas aromáticas.
El almuerzo se considera la comida principal del día, es motivo de reunión para la familia, y suele darse entre las 13:30 y las 14:30 h. Rara vez las comidas tienen diferentes tiempos, ya que los platos se disponen en la mesa en forma de mezze o muqabbilat (similar a las tapas españolas) donde se sirven ensaladas y otras guarniciones acompañando a la comida principal.
Debido a la globalización alimentaria del siglo XX, los refrescos carbonatados se han vuelto muy populares.
El iftar (إفطار), o "des-ayuno", es la comida que se toma al anochecer para romper el ayuno practicado durante todo el día.
Este plato principal es similar al que se sirve para el almuerzo durante el resto del año.
En el Levante, para hacer el qáhwe se usa un pequeño cazo alargado con un mango largo llamado rakweh (ركوة).
[2] Los distintos ingredientes de la gastronomía árabe, en los países occidentales se pueden adquirir en las tiendas o carnicerías halal.