[1] Miembro activo del Partido Comunista de España (PCE), se exilió tras la guerra civil.
En el retiro, comenzó a trabajar los versos que luego formarían Marinero en tierra.
Conoció allí a Federico García Lorca, Pedro Salinas, Jorge Guillén, Vicente Aleixandre, Gerardo Diego y otros jóvenes autores que constituyeron el más brillante grupo poético del siglo XX.
Su relación terminó cuando Alberti conoció a María Teresa León y se casó con ella.
Su romance se mantuvo en silencio durante muchos años, ya que la propia María Teresa instó a Alberti a no mencionar nunca el nombre de la artista y este le hizo caso.
En los años siguientes, Alberti sufrió una crisis existencial debida a su delicada salud, sus penurias económicas y la pérdida de la fe.
Comprometido ideológicamente, fiel reflejo de la realidad; que sirviera, sobre todo para educar, tanto a las trincheras como a las fábricas, y se convirtiera en un instrumento de guerra que sumara fuerzas al frente.
Allí, como responsable de la sección "A paseo", se lamentaba con tono desenfadado sobre la actitud de personalidades culturales consideradas reacias o no comprometidas con la lucha contra el fascismo, entre los que figuraban Miguel de Unamuno o sus antiguos amigos Ernesto Giménez Caballero y Rafael Sánchez Mazas - pasándose este último al falangismo.
Se trasladaron a París hasta que las autoridades francesas les retiraron el permiso de trabajo por ser considerados "comunistas peligrosos".
Fue incinerado y sus cenizas fueron esparcidas en el mar de su infancia, aquel que cantó en su obra Marinero en tierra.
El primer ciclo de su poesía está constituido por Marinero en tierra y los dos libros siguientes.
El gongorismo está en la profunda transfiguración estilística a que se someten los temas.
En este libro aparecen unos tonos sombríos que anticipan a Sobre los ángeles (1929, pero escrito entre 1927 y 1928).
Es el libro mayor del poeta, que prolongará sus tonos apocalípticos en Sermones y moradas, escrito entre 1929 y 1930, para cerrar el ciclo surreal con el humor de Yo era un tonto y lo que he visto me ha hecho dos tontos (1929), en donde se recogieron poemas dedicados a los grandes cómicos del cine mudo.La identificación de conducta privada y pública, que puede ser considerada un rasgo definidor del surrealismo, se traduce en Alberti en una toma de posición ideológica cercana al comunismo, que lo conduce al ámbito de la poesía política, cuya primera manifestación es la elegía cívica Con los zapatos puestos tengo que morir (1930).
Con el establecimiento de la Segunda República española (1931), Alberti se inclina hacia las posiciones del marxismo.
Los poemas de estos años serán recogidos en Consignas (1933), Un fantasma recorre Europa (1933), 13 bandas y 48 estrellas (1936), Nuestra diaria palabra (1936) y De un momento a otro (1937), en un conjunto que el autor llamaría El poeta en la calle (1938).
La última producción albertiana es muy copiosa, sin que falte el poeta erótico, como en Canciones para Altair (1988).
Tras el fallecimiento del poeta se creó la Fundación Rafael Alberti para difundir su obra.
[34] Hasta el momento se han publicado seis:[35] Rafael Alberti aparece como personaje en diferentes obras de ficción literaria o audiovisual: