En el reino de Aragón, por otra parte, se vive una transición similar con Alfonso V de Aragón (1416-1458), aunque este impulso inicial fue sin embargo agotado por la mayor brillantez del Renacimiento castellano.
Los autores más destacados fueron Bartolomé Torres Navarro, Gil Vicente y Fernando de Rojas.
El Prerrenacimiento es una época coyuntural o de transición entre la Edad Media y los nuevos aires del Renacimiento; en este siglo la burguesía creció mucho económicamente y demandó más poder político, lo que creó gran inestabilidad, guerras civiles y sátiras antinobiliarias como las Coplas de Mingo Revulgo, las Coplas de la panadera o las Coplas del Provincial.
Se empiezan a escribir textos importantes en idioma castellano ennobleciendo la lengua romance, pero todavía tiene amplio curso el latín.
Entre las narrativas se desarrollan dos géneros nuevos, la novela sentimental y el libro de caballerías.
Alfonso de la Torre compone una pequeña enciclopedia, la Visión delectable (h. 1440), aunque con una típica y rígida estructura medieval.
En poesía, a la que pertenecen la mayor parte de las obras literarias, se pueden clasificar tres grupos: épica, lírica y satírica.
En la épica popular destaca el Romancero, que mantiene las características apuntadas en la Edad Media.
En el teatro destacan escritores como: Menos evidente es la condición escénica de La Celestina, una obra dialogada.
Santillana cita también a Cino da Pistoia y otros autores del Dolce stil nuovo.
Pedro Martín, en sus Seis Sermones de romances, no contento con exaltarle junto a los filósofos, le coloca con los Santos Padres.
Todos lo proclaman gran poeta; se le tiene no por unidad, sino como repertorio medieval enciclopédico y moral.
Pareja admiración despertó su De claris mulieribus, que desata toda la literatura pro y antifeminista del tiempo.
Solo en la segunda mitad del XVI se empezaría a explotar el tesoro narrativo del Decamerón por Torquemada en su Jardín de flores curiosas, tan leído por Miguel de Cervantes, y Joan Timoneda en su Patrañuelo.