Los habitantes de Grecia se denominan a sí mismos helenos (en griego antiguo Ἕλληνες; en griego moderno Έλληνες; en latín, Graeci), aunque han empleado y han sido conocidos por diferentes nombres a lo largo de la historia.Posteriormente, en la Judea helenística, la palabra heleno modificó su significado para denotar a alguien que había abrazado el modo de vida griego; así, los libros de los Macabeos aluden con este nombre a los judíos que habían adoptado la cultura griega.En las escrituras del Nuevo Testamento, heleno se usa también como un término representativo de todos los pueblos no judíos (Epístola a los Gálatas 3:28).Tras la conversión al cristianismo del Imperio romano, heleno pasó a ser sinónimo de pagano.Un estudio más reciente sigue la pista de una ciudad denominada «Hellás», próxima al río Esperqueo, que todavía se conoce por ese nombre.Con posterioridad se producirían algunas excepciones a esta última regla, como la impulsada por el emperador Nerón, hecho que fue un símbolo de la hegemonía romana.Tucídides llamó bárbaros a los habitantes de Acarnania, Etolia,[15] Epiro[16] y Macedonia,[17] aunque lo hizo en un sentido estrictamente lingüístico.Polibio, en cambio, se refiere a las tribus del oeste de la Hélade, el Epiro y Macedonia como helénicas en todos los aspectos.[19] Este fenómeno también se produjo en la civilización egipcia, quienes, según Heródoto, «llamaban bárbaros a todos aquellos que hablasen una lengua diferente».[22] Por su parte, Pablo de Tarso consideró su obligación predicar el Evangelio a todos los hombres: «helenos y bárbaros, tanto sabios como ignorantes».Bajo el dominio romano, a medida que éstos se esforzaban por dominar todos los ámbitos de la vida pública, la palabra «griego» fue adquiriendo una connotación despectiva.La palabra yunan se emplea en la actualidad en las lenguas persa, árabe (يوناني), azerí, turca, hindi (यूनान), indonesia y malaya.Así pues, los primeros cristianos adoptaron el término heleno como modo de diferenciación religiosa, provocando que el uso de la palabra como atributo cultural se fuese extinguiendo en beneficio del nuevo significado.La evolución hacia un significado plenamente religioso fue lenta y se completó alrededor del siglo II o III.El estadista ateniense Arístides reconoció a los helenos como uno de los pueblos paganos más representativos, junto con los egipcios y los caldeos.Los griegos todavía la emplean hoy en día, aunque en contadas ocasiones, siendo el nombre nacional más popular después de heleno.Hasta comienzos del siglo VII, cuando el Imperio bizantino todavía se extendía por amplias regiones y sobre muchos pueblos, el uso del nombre romano siempre indicaba ciudadanía y nunca ascendencia u origen.La recuperación de estos antiguos significados siguió una evolución similar a la que se produjo en su pérdida.Existen escritos del siglo XI en adelante que muestran esta restauración semántica de heleno, realizados por autores como Ana Comnena, Miguel Psellos, Juan III Vatatzés, Gemisto Pletón y otros.Así, el patriarca Focio afirmaba que «los estudios helénicos son preferidos sobre los de las obras espirituales».Por su parte, Anna Comnena afirmó que ella había «llevado su estudio del idioma helénico hasta el más alto nivel».[43] El segundo emperador de Nicea (imperio en el que se habían reorganizado los restos del Imperio bizantino), Juan III Ducas Vatatzés, le escribió una carta al papa Gregorio IX acerca de la sabiduría que «llueve sobre la nación helénica».Por ejemplo, los historiadores ingleses preferían emplear la terminología romana;[50] en cambio, los franceses prefirieron usar la palabra griego.Pocos investigadores griegos adoptaron la terminología en aquel momento, popularizándose la misma en la segunda mitad del siglo XX.[nota 2] En el año 1453, los turcos otomanos toman Constantinopla, provocando la caída del Imperio bizantino.No obstante, la mayoría de la población seguía considerándose «romana», es decir, descendiente del Imperio bizantino.[52] «Griego» era el menos popular de los tres términos, aunque era bastante usado por los eruditos e investigadores.Esta tendencia clasicista se moderó debido al impulso de la «Gran Idea» griega, o Panhelenismo.Esta raíz deriva del nombre latino graecus, antiguo gentilicio que usaban los romanos.La siguiente lista recoge algunos de estos calificativos: En el Cercano Oriente, se usa una raíz común para denominar a los griegos: yun o ywn.
Hieronymus Wolf
fue un historiador germánico del siglo XVI. Después de entrar en contacto con los trabajos de
Laónico Calcocondilas
, continuó estudiando la historiografía
bizantina
a fin de distinguir la historia griega medieval de la historia de la Antigua Roma.
Entrada de los
cruzados
en Constantinopla, por
Eugène Delacroix
, 1840. El saqueo de Constantinopla en el año 1204 por los cruzados exacerbó el nacionalismo dentro del Imperio bizantino y creó un sentimiento de desprecio hacia los «latinos» que se ilustra en los documentos de la época.
Nicetas Acominatos
recoge de manera muy viva este saqueo y sus secuelas.