[1] A la muerte de su padre en el 842 apenas tenía tres años, pero no hubo disputas que amenazasen su ascenso al trono.
[6] Influyentes en Asia Menor, tenían su centro en Melitene y cooperaban con los árabes contra el imperio.
[7] Se comenzó por la expansión árabe,[8] que amenazaba territorios imperiales tanto en el sur de la península itálica como en Creta y Asia Menor.
[7] Desde la época de la expansión musulmana por Egipto, era la primera vez que la flota bizantina se aventuraba por esas aguas.
[7][8] Esto permitió al Estado retomar impulso en el fomento de la cultura y la educación.
Por ello, Miguel se convirtió en un niño consentido y caprichoso que cayó bajo la influencia de su tío Bardas, el cual le indujo a recluir a Teodora en un convento,[10] de modo que Bardas pudo asumir el poder en 857.
[16] Durante su reinado, el segundo monarca de la Gran Moravia, Ratislao, solicitó a Miguel una misión cristianizadora, que realizaron los hermanos Cirilo y Metodio.
[17] Tras rechazar el asedio rus del 860, se enviaron misioneros a Kiev que fueron bien recibidos.
[18] La penetración del cristianismo ortodoxo bizantino, no obstante, chocó con reticencias entre los búlgaros, que permitieron la influencia de Roma.
[14] Bardas, tras la usurpación, introdujo varias reformas internas y en las guerras de la época Miguel desempeñaría un papel más activo.
[19] En Asia Menor, donde los árabes habían alcanzado la mitad de la península, la suerte sí favoreció a las armas bizantinas.
[19] En el 863 Petronas venció decisivamente al emir de Melitene, que perdió la vida, y reconquistó Amisos.
[19] Miguel permitió que Basilio asesinase a Bardas y lo recompensó nombrándolo heredero al trono.