Gran Moravia (en checo: Velká Morava; en latín: Magna Moravia) fue un imperio medieval de la Europa central desarrollado entre el 833 y el siglo X, constituyendo la primera realidad estatal que se forjó entre los antepasados de checos, moravos y eslovacos.
Experimentó un desarrollo cultural sin precedentes por la obra evangelizadora de Cirilo y Metodio durante el reinado del príncipe Ratislav I en 863.
Probina y su familia logran escapar a territorio franco, donde se les concede el Principado de Balaton o Pannonia Inferior.
A pesar de que inicialmente fue designado por los soberanos francos, el príncipe logró imponer su política independiente.
La respuesta del monarca bizantino llegó de inmediato enviando a Cirilo y Metodio en el 863.
Capturado por los francos y con el pueblo en insurrección, dirigidos por Slavomír, los años venideros fueron difíciles, hasta la liberación de Svatopluk.
En 880, el pontífice Juan VIII publicó la bula Industriae Tuae, por la que se creaba la provincia eclesiástica independiente de Gran Moravia, con Metodio como arzobispo, y se reconocía al eslavo como el cuarto idioma litúrgico (junto al latín, griego y hebreo).
Metidos en luchas internas e invadidos por el reino Franco Oriental, la Gran Moravia perdió la mayoría de sus territorios periféricos.
En 902, aniquilarían el ejército de la Gran Moravia, la cual pasaría a ser un mero reino fronterizo, que desaparecería paulatinamente.
Si bien no se tienen datos exactos sobre cuándo murieron los últimos monarcas moravos, Mojmír II y Svatopluk II, se estima que probablemente perecieron alrededor de 907, cuando los húngaros ganaron la batalla de Bratislava contra el ejército bávaro.
Destruido el imperio, sus restos fueron repartidos de la siguiente forma: En cuanto a las principales fortificaciones, como Nitra, Bratislava y Zemplín, conservan sus funciones por su importancia estratégica.
En cuanto a las principales ciudades, además de Mikulčice, se encuentran documentadas Nitra, el castillo Devín y Bratislava, entre otras.
La organización eclesial estaba supervisada por el clero bávaro hasta la llegada de los misioneros bizantinos Cirilo y Metodio.
En lo que atañe a la arquitectura religiosa, la primera iglesia la fundó en 828 Pribina, príncipe de Nitra, en esta ciudad.
El auge del antiguo eslavo eclesiástico lo llevó a ser la cuarta lengua litúrgica (junto al latín, griego y hebreo).
A la caída del Imperio, el antiguo eslavo eclesiástico entró en desuso, desapareciendo casi completamente en la Baja Edad Media.
Esta lengua evolucionó para convertirse en el eslavo eclesiástico que sigue usándose para ritos litúrgicos de las comunidades rusas, búlgaras y serbias.
Este último es muy importante debido a que en sus seminarios sobrevivió el patrimonio cultural de la Gran Moravia.