Esta república incluyó territorios al este de los actuales límites alemanes, en su mayoría Prusia Oriental.
La Alemania nazi al principio amplió dramáticamente el territorio del país y conquistó la mayor parte de Europa, aunque no todas las áreas fueron anexadas a Alemania propiamente dicha.
En el oeste, se formó el Protectorado del Sarre, una zona bajo control francés y con una autonomía limitada, pero con leyes de ciudadanía propia.
Las migraciones que tuvieron lugar durante más de un milenio, llevaron a los alemanes a vivir en toda la Europa Oriental y tan lejos como los países bálticos y Rusia.
La existencia de estos enclaves fue utilizada varias veces por los nacionalistas alemanes para justificar pretensiones territoriales.
Por lo tanto, gran parte de la historia europea en la segunda mitad del siglo XIX y la primera mitad del siglo XX se puede entender como los esfuerzos por realinear las fronteras nacionales con este concepto de "un solo pueblo, un Estado".
Federico el Grande envió inmediatamente 57,475 familias alemanas a las tierras recién conquistadas para consolidar sus nuevas adquisiciones,[2] y abolió el uso del idioma polaco.
Como parte del Tratado de Brest-Litovsk, el gobierno comunista de Rusia renunció a toda pretensión sobre Finlandia, los futuros Estados bálticos (Estonia, Letonia y Lituania), Polonia, Bielorrusia, Ucrania.
Adolf Hitler utilizó estos temas como un pretexto para librar guerras de agresión contra Checoslovaquia y Polonia.
Pero la opinión pública británica bloqueó el uso de la fuerza militar, lo que impidió a su vez la acción francesa, ya que estaban divididos internamente y no podían actuar sin el apoyo británico.
En 1933, un número considerable de la población alemana contraria a los nazis emigró a la región del Sarre, ya que era la única parte de Alemania no controlada por el Tercer Reich.
El 1 de marzo, la Alemania Nazi tomó el control de la región y designó a Josef Bürckel como Reichskommissar für die Rückgliederung des Saarlandes ("Comisionado Imperial para la reunificación del territorio del Sarre").
Anteriormente, la Alemania de Hitler había prestado apoyo al Partido Nazi Austriaco en su intento por hacerse con el liderazgo fascista en Austria.
Con el poder rápidamente trasferido a Alemania, las tropas de la Wehrmacht (ejército regular alemán) entraron en Austria para reforzar el "Anschluss".
Los nazis realizaron un nuevo plebiscito el mes siguiente, recibiendo este una abrumadora aprobación del 99.73% de los votos.
Sin las fortificaciones que había construido en la región de los Sudetes, Checoslovaquia estaba indefensa.
Seguidamente al estallido de la Segunda Guerra Mundial, formó el Gobierno checoslovaco en el exilio en Londres.
La mitad este del país, Eslovaquia, se convirtió en un Estado separado pronazi, la República Eslovaca.
El primer ministro Chamberlain se sintió traicionado por las acciones de los alemanes en Checoslovaquia, ya que demostró que su política de apaciguamiento hacia Hitler había fracasado, e inmediatamente comenzó a movilizar a las fuerzas armadas del Imperio Británico.
Después del ataque alemán a la Unión Soviética en junio de 1941, el Voivodato de Białystok, que incluía los condados de Białystok, Bielsk Podlaski, Grajewo, Łomża, Sokółka, Volkovysk y Grodno, fue "asignado" (no incorporado) a la Prusia Oriental, mientras que la Galitzia Oriental fue transferida al Gobierno General.
[5] La región escapó en gran medida a la lucha durante la guerra, y su lejanía montañosa demostró ser útil como un refugio para los objetos saqueados por los nazis en toda Europa.
El gobierno polaco en el exilio durante la guerra tuvo poco que decir en estas decisiones.
Se preveía que un tratado de paz definitivo sería firmado en breve y confirmaría esta frontera o bien determinaría cualquier alteración.
Sobre la base de esta interpretación del Acuerdo de Potsdam, la UDC a la cabeza del gobierno alemán mantuvo que la línea Oder-Neisse era totalmente inaceptable y estaba sujeta a negociación.
En el Tratado de Varsovia (1970; ratificado en 1972) Alemania reconocía la línea Oder-Neisse como frontera occidental de Polonia y renunciaba a cualquier reclamación territorial presente y futura, lo que fue reafirmado por los dos Estados alemanes en el Tratado del acuerdo final con respecto a Alemania en la década de 1990 como una condición previa para la reunificación.
Esto puso fin al limbo legal, lo que significa que durante 45 años, la gente de ambos lados de la frontera no podían estar seguras si el statu quo alcanzado en 1945 podría ser cambiado en una fecha futura.
Antes de su disolución y su reparto entre la Alemania Occidental y Bélgica, la región fue gobernada como un territorio independiente por el Mayor general del Ejército Belga Pablo Bolle, que gozaba de poderes dictatoriales.
Se introdujeron otras muchas correcciones a la frontera, en su mayoría en las inmediaciones de Arnhem y Dinxperlo.
En ese momento, estas zonas estaban habitadas por un total de casi 10.000 personas.
Sin embargo, a diferencia de los territorios orientales, la población alemana del Sarre no fue expulsada por los franceses.