[1][2] La carta o epístola es un género muy flexible, que se presta a múltiples usos y clasificaciones.
Desde el punto de vista del emisor, cabe distinguir cartas reales, apócrifas y ficticias.
Uno de los desarrollos más interesantes del género es la epístola en verso, cultivada por Horacio y otros poetas.
En los últimos años, la epistolografía ha comenzado a despertar interés por sí misma, como un género literario con valor propio.
[19] En la Edad Media, hay intercambios epistolares de justa fama, como los del filósofo Pedro Abelardo y su amante Eloísa.
Ya en el Renacimiento, Petrarca y Erasmo de Róterdam, entre otros, siguen cultivando con acierto el género.
La correspondencia de Erasmo con Martín Lutero se considera un documento esencial para entender la Reforma Protestante.
Los autores realistas recurren también a la novela epistolar, que les permite ahondar en la psicología de los personajes.