La obra de Tàpies ha tenido una gran valoración a nivel tanto nacional como internacional, estando expuesta en los más prestigiosos museos del mundo.El líder de este movimiento fue el poeta Joan Brossa y, junto a Tàpies, figuraron Modest Cuixart, Joan-Josep Tharrats, Joan Ponç, Arnau Puig y posteriormente Juan Eduardo Cirlot.[9] En 1950 hizo su primera exposición individual en las Galeries Laietanes de Barcelona, donde volvió a exponer en 1952.[6] En 1950 fue seleccionado para representar a España en la Bienal de Venecia, donde participó varias veces.En 1953 expuso en Chicago y Madrid; ese año la marchante Martha Jackson le organizó una exposición en Nueva York, dándolo a conocer en Estados Unidos.[6] En 1954 se casó con Teresa Barba i Fàbregas, con la que tuvo tres hijos: Antoni (poeta), Clara y Miquel Àngel.Fue uno de los fundadores del grupo Taüll en 1955, junto con Modest Cuixart, Joan-Josep Tharrats, Marc Aleu, Josep Guinovart, Jordi Mercadé y Jaume Muxart.[4] Ese año fue premiado en la III Bienal Hispanoamericana en Barcelona, y expuso en Estocolmo con Tharrats, presentados por Salvador Dalí.[10] En 1960 participó en la exposición New Spanish Painting and Sculpture en el MOMA de Nueva York.[11] Desde entonces hizo exposiciones en Barcelona, Madrid, París, Nueva York, Washington, Berna, Múnich, Bilbao, Buenos Aires, Hannover, Caracas, Zúrich, Roma, Sankt Gallen, Colonia, Kassel, Londres, Cannes, etc., y recibió premios en Tokio (1960), Nueva York (1964) y Menton (1966).[12] Desde entonces realizó numerosas exposiciones personales o de carácter antológico: Tokio, 1976; Nueva York, 1977; Roma, 1980; Ámsterdam, 1980; Madrid, 1980; Venecia, 1982; Milán, 1985; Viena, 1986; Bruselas, 1986; MNCARS, Madrid, 2000; Pabellón Micovna del Jardín Real de Praga, 1991; MOMA, Nueva York, 1992; Museo Guggenheim, Nueva York, 1995; Kirin Art Space Harajuku, Tokio, 1996; Centro per l'Arte Contemporanea Luigi Pecci, Prato, 1997.[15] Con la transición al siglo XXI Tàpies no dejó de recibir numerosos reconocimientos tanto a nivel nacional como internacional, organizándose exposiciones retrospectivas de su obra en los mejores museos y galerías del mundo.Asimismo, en 2004, se organizó un homenaje a su figura en el MACBA de Barcelona, con una gran exposición formada por 150 obras realizadas desde los años 1940 hasta el presente, contando con pinturas, esculturas, dibujos y diversas creaciones del genial artista.El mismo año dejó un mensaje en la Caja de las Letras del Instituto Cervantes que no se abrirá hasta 2022.[24] Tras su paso por Dau al Set, en 1951 comenzó una fase de abstracción geométrica, pasando en 1953 al informalismo: en 1951 viajó a París, donde conoció las nuevas corrientes europeas, así como las nuevas técnicas pictóricas (dripping, grattage, etc.); aquí contactó con artistas informalistas como Jean Fautrier o Jean Dubuffet.Artísticamente, los orígenes del informalismo se pueden rastrear en la abstracción de Kandinsky o en los experimentos realizados con diversos materiales por el dadaísmo.[27][28] Esta consistencia de muro siempre ha atraído a Tàpies, al cual además le gustaba relacionar su estilo con la etimología de su propio apellido: Asimismo, tiene una primordial significación en la obra de Tàpies el carácter iconográfico que añade a sus realizaciones a través de distintos signos como cruces, lunas, asteriscos, letras, números, figuras geométricas, etc.[30] Para Tàpies estos elementos tienen una significación alegórica relativa al mundo interior del artista, evocando temas tan trascendentales como la vida y la muerte, o como la soledad, la incomunicación o la sexualidad.El existencialismo señala el destino trágico del hombre, pero también reivindica su libertad, la importancia del individuo, su capacidad de acción frente a la vida; así, Tàpies pretendía con su arte hacernos reflexionar sobre nuestra propia existencia: En los años 1970, influenciado por el pop-art, empezó a utilizar objetos más sólidos en sus obras, como partes de muebles.A continuación, hacía un nuevo grattage con diversos útiles (punzón, cuchillo, tijeras, pincel).Por último, añadía signos (cruces, lunas, asteriscos, letras, números, etc.), en composiciones que recuerdan el grafiti, así como manchas, aplicadas mediante dripping.[9] Se empezó a interesar por técnicas novedosas, y comenzó a dejar sus huellas en la obra: Zoom (1946), retrato invertido, en forma de sol, con un tono amarillo influido en Van Gogh y un blanco de España muy puro, dando una fuerte luminosidad.También son importantes en Tàpies las figuras geométricas, quizá influidas por el Románico catalán o el arte primitivo y oriental:[33] Óvalo blanco (1957), círculo como símbolo solar y de perfección y eternidad; Materia doblada (1981), lienzo semejante al sudario de Cristo, con ciertas reminiscencias que recuerdan a Zurbarán, pintor admirado por Tàpies; La escalera (1974), como símbolo de ascensión, inspirado en obras de Miró como Perro ladrando a la luna o Carnaval del Arlequín.Asimismo, durante esa década, por influencia del arte postmoderno —especialmente el neoexpresionismo alemán—, incorporó más elementos figurativos, generalmente como homenaje a estilos y artistas tradicionales de la historia del arte, como en Recuerdo (1982), que alude a Leonardo Da Vinci, o Materia ocre (1984) y Mancha marrón sobre blanco (1986), que evocan al Barroco.[7] Ese mismo año se suscitó una fuerte polémica por el proyecto encargado por el Ayuntamiento de Barcelona para decorar la Sala Oval del Palacio Nacional de Montjuïc, sede del MNAC.
Placa colocada en la casa natal de Antoni Tàpies, calle de la Canuda, Barcelona.