[2] Las diosas aparecen en muchos mitos como figuras que suelen no corresponder a la imagen actualmente vigente de lo femenino.
Así, se las relaciona con atributos aparentemente masculinos: con la guerra, la caza, la dominación, la violencia y el poder, con el espíritu perfecto y la sexualidad autónoma, como el que subyace al mito de las amazonas, que aún no se he logrado aclarar históricamente de modo definitivo.
En el tránsito desde las pequeñas organizaciones sociales hacia las civilizaciones los cultos a las diosas tuvieron importancia en todo el mundo, así por ejemplo en India, Egipto, Mesopotamia, China, Japón, Grecia y Roma.
[4] En las diferentes culturas, las diosas tenían numerosas funciones importantes, sin embargo no se puede establecer un culto universal a una «Gran Madre».
[cita requerida] La relación femenino-masculina entre deificaciones es a veces originada en el Monismo ("uno-ismo") sin una vinculación a un concepto definido y rígido de monoteísmo contra politeísmo en donde diosa y dios son vistos como géneros de un ser trascendental.
Existe controversia sobre si acaso la primacía de diosas está relacionada o no con el matriarcado social.
Su ideología, basada principalmente en los tantras considera a Śakti como la energía mediante la cual todas las divinidades funcionan, por lo que lo masculino resulta dependiente de lo femenino.
En efecto, en una escritura śakta conocida como Devi-majatmia, todas las diosas se presentan como expresiones y aspectos de una única fuerza femenina, una en su verdad, pero expresada en forma de muchas diosas, que da al mundo y al cosmos la energía para su funcionamiento.
Otros lo atribuyen a la influencia del monismo (aduaita: ‘no dual’) el cual reniega de una categorización politeísta o monoteísta.
Mientras que las fuerzas monistas han llevado a la fusión entre algunas diosas, fuerzas centrífugas han dado origen al ascenso de nuevas diosas y rituales populares en distintas partes del mundo hindú.
Así, la diosa Durgá, que es muy popular, podría haber sido una diosa prevédica, que después habría sido fusionada con otras diosas como Párvati, un proceso que se puede rastrear a través de textos tales como el Kalika-purana (del siglo X d. C.), el Durga-bhakti-taranguini (de Vidia Pati, siglo XV), el Chandi-mangal (del siglo XVI), etc.
Estas diosas tenían diferentes papeles y funciones, que también seguían mostrando las antiguas esferas de influencia.
Con frecuencia, ya no mostraban ninguna conexión con las fuerzas de la vida y la muerte.
Entre las diosas correspondientes a las griegas se encuentran Juno, Diana, Minerva, Venus, Vesta, Ceres y Proserpina.
Algunas, como Mary Daly, ya no se consideran cristianas, pero otras continúan buscando un espacio dentro de sus tradiciones para la mujer divina y por el mando espiritual femenino (ver teología).
Uzza era adorada por los nabateos, quienes la asociaban a las diosas grecorromanas Afrodita, Urania, Venus y Caelestis.
Mucha gente compara a Eris con un concepto o idea, aunque esto puede ser considerado blasfemia por algunos.
Las diosas o semidiosas aparecen en grupos de tres en una serie de mitologías europeas paganas; por ejemplo, las Erinias (Furias para los romanos) y las Moiras (Parcas para los romanos) griegas; las Nornas nórdicas; Brigit y sus dos hermanas, también llamadas Brighid, en leyendas irlandesas o celtas.
Robert Graves popularizó la tríada de "Virgen", "Madre" y "Vieja Bruja" y a pesar de que esta concepción no se apoya en evidencia académica sólida, su inspiración poética ha tenido una amplia acogida.
Existe una amplia variedad en la concepción precisa de estas figuras, tal como ocurre típicamente en el neopaganismo y en las religiones paganas en general.
Algunos la interpretan como tres etapas en la vida de la mujer, simbolizadas por la menarquía, la maternidad y la menopausia.
Sin embargo, algunos, encuentran a esta tríada incompleta y prefieren agregar un cuarto aspecto.
Desde el comienzo de los movimientos feministas en Norteamérica, ha existido interés en analizar cómo las doctrinas, organizaciones y prácticas religiosas tratan a la mujer.
Hoy en día, tanto mujeres como varones continúan comprometidos en movimientos en torno a diosas (Christ, 1997).
Mientras que gran parte del esfuerzo en el judaísmo, cristianismo y el islamismo se focaliza en conseguir una equidad entre los dos géneros, mediante una reinterpretación de las escrituras y la utilización de un lenguaje asexuado para describir y referirse a lo divino (Ruether, 1984; Plaskow, 1991), existen ciertos grupos que se identifican como judíos, cristianos o musulmanes que intentan integrar conceptos asociados con diosas en sus religiones (Kien, 2000; Kidd 1996, "Goddess Christians Yahoogroup").