En la universidad de esta última ciudad se doctoró en 1946 con la tesis Entierros en Lituania en tiempos prehistóricos.
Sus estudios y carrera se vieron constantemente interrumpidos por sus migraciones, primero en 1944 hacia Austria, huyendo del Ejército Rojo, que anexó Lituania a la Unión Soviética; luego de Austria a Alemania, ya al final de la Segunda Guerra Mundial; y en 1949 a Estados Unidos, donde finalmente se radicó.
[5] Sus padres fundaron el primer hospital lituano en Vilna en 1918,[6] y siendo su padre un abierto defensor de la independencia de Lituania durante la Guerra polaco-soviética, el hospital se convirtió en un polo de resistencia contra la ocupación polaca durante esta guerra que tuvo lugar entre 1918 y 1921, y que se saldó con la pérdida del 20 % del territorio lituano a favor de Polonia, con la capital Vilna incluida, por lo que la capital se trasladó provisionalmente a Kaunas.
[7] En 1931 la familia decidió mudarse a Kaunas, la capital temporal de Lituania, huyendo de la invasión polaca, donde prosiguió sus estudios mientras su padre regresaba a Vilna para continuar luchando en la resistencia contra los polacos.
[3] En septiembre de 1939 la Alemania nazi invadió Polonia dando inicio a la Segunda Guerra Mundial.
En octubre y ante el avance alemán, Lituania firmó con la Unión Soviética el Tratado lituano-soviético de asistencia mutua, lo que permitía a la URSS establecer cuatro bases militares en Lituania con el pretexto de defender a los países más débiles frente a la poderosa Alemania, pero respetando la soberanía de Lituania.
[10] Con la invasión alemana, las universidades volvieron a abrir y Gimbutas pudo reanudar los estudios para terminar la tesis.
Ese mismo año se casó con el arquitecto y líder de la prensa lituana Jurgis Gimbutas.
Un año después obtuvo la maestría en la Universidad de Vilna y en 1943 nació Danute, su primera hija.
Temiendo un regreso del extremismo soviético, la familia decidió huir hacia Viena.
[2][3] Estudió lingüística, luego arqueología y culturas indoeuropeas en la Universidad de Tubinga, Alemania, donde obtuvo un doctorado en arqueología en 1946,[1][7] con una disertación sobre Entierros en Lituania en tiempos prehistóricos, que se publicó un año después.
Un año después publicó los primeros estudios sobre los kurganes, labor que compaginó con la dirección de los trabajos en las principales excavaciones del sureste europeo.
En la UCLA desarrolló estudios a partir del análisis y la deducción mediante la hipótesis científica en la línea de la Nueva Arqueología.
Este método permitió mantener alejado el posible sesgo interpretativo tras la II Guerra Mundial que estaba orientado a enfatizar las culturas y tradiciones nazis, al analizar solo las evidencias científicas.
[16][17] En sus estudios arqueológicos empleó la técnica de datación por radiocarbono desarrollada por Willard Libby en 1949.
Mediante este método abrió el camino de la arqueología descriptiva que denominó arqueomitología.
[24][19] Las conclusiones sobre la estructura de dichas sociedades fueron publicadas en 1974 en The Gods and Goddesses.
Esta cultura mesolítica, ubicada entre el Volga y los ríos de los Urales, se distingue por la temprana domesticación del caballo.
Según esos estudios, los haplogrupos R1b y R1a, ahora los más comunes en Europa (R1a también es común en el sur de Asia) se habrían expandido desde las estepas rusas, junto con las lenguas indoeuropeas; también detectaron un componente autosómico presente en los europeos modernos que no estaba presente en los europeos neolíticos, que se habría introducido con los linajes paternos R1b y R1a, así como con las lenguas indoeuropeas.
El tercer grupo fue «Muerte y regeneración», recoge a las diosas que quitan la vida y se representaron con formas de serpiente, perros, abejas o de aves.
Sin embargo, el término fue empleado por ella, pero no con el significado que adquirió en tiempos más modernos, hecho que ha dado lugar a diferentes interpretaciones de los estudios sobre la Gran Diosa.
La controversia surgida sirvió de base para elaborar estudios sobre la relación entre los intereses académicos y los sociopolíticos.
Las críticas surgidas en torno a esta hipótesis feminista fueron calificadas de un intento por destruir el prestigio logrado por Gimbutas.
[46] Por las conclusiones de dichas investigaciones Gimbutas fue calificada como feminista, sin embargo, al respecto ella misma manifestó que: Sus estudios y conclusiones en relación con la mitología y los estudios sobre los cultos religiosos fueron recogidas por el movimiento neopagano.