[3] En Arqueología suele ocurrir que los fenómenos estudiados son únicos y aislados (y, por lo tanto, no susceptibles de contrastación independiente, como dicta el método científico; para ellos, recurrir a la traducibilidad parece una salida fácil, pero es una salida falsa).
Es decir, la moral debe estar por encima de la ciencia y por tanto esta puede ser modelada por aquella.
En pocas palabras, la Arqueología debe comprometerse, al estudiar el pasado, para mejorar el presente y el futuro.
Además, están dispuestos a cambiar su enfoque sobre la marcha, en función de los resultados que se vayan obteniendo, pues éstos pueden plantear nuevos problemas científicos y, por lo tanto, nuevas formas de ver la investigación.
La arqueología postprocesual, al defender el relativismo científico ha ido evolucionando y divergiendo en escuelas regionales poderosamente influidas por la tradición de cada equipo, facultad o universidad.
Por ejemplo, en Europa continental tienen mucho peso las tradiciones de los prehistoriadores historicistas (que generalmente han desarrollado una disciplina idiográfica), mientras que en Australia, cuyos arqueólogos pasan largas temporadas con los aborígenes se sienten muy influidos por la Antropología cultural y comparada.