Se data en el Paleolítico Superior y es una de las más antiguas representaciones detalladas del rostro humano.
Y en la base halló un nivel que bautizó como «capa ebúrnea» debido a la abundancia de objetos y fragmentos de marfil que ha sido, recientemente, datada en el Gravetiense.
Por otra parte intentó relacionar sus hallazgos con las representaciones faunísticas del arte mueble de la región de los Pirineos franceses (donde había excavado varias cuevas), esbozando una cronología especulativa que fue desmontada por el abate Henri Breuil en 1906.
El descubrimiento tuvo lugar a finales del siglo XIX, mucho antes de que se perfeccionasen las técnicas arqueológicas modernas, aunque el contexto de la figurilla ha sido revisado con todos los medios posibles.
Es, por tanto, contemporánea de otras tantas venus prehistóricas como las de Laussel, Lespugue, Willendorf o Dolní Věstonice, entre otras), aunque ésta es diferente en cuanto al detalle con el que se representa el rostro (ausente o desdibujado en las demás).