Sin embargo, no se conoce, en la esfera cultural del norte de los primeros hititas, que hubiese ninguna deidad solar masculina.
[1] Distinguir las diversas deidades solares en los textos es difícil porque la mayoría están escritas simplemente con el sumerograma dUTU (deidad solar).
Sin embargo, la identificación con el astro solar sigue siendo real, como lo demuestra el hecho de que en el tratado egipcio-hitita firmado entre Hattusili III y Ramsés II ella se corresponde con Ra.
En algunas leyendas, formarían una tríada sagrada del panteón hitita con su hijo Sarruma que se configuraría como la primera trinidad representada en las paredes rocosas de un santuario al aire libre, situado a 2 km al norte de Hattusa, la capital hitita.
[3] Arinnitti era originalmente de origen mitológico hattiano y fue adorada por estos en Eštan.
[4] La "ciudad de los dioses", Arinna, fue donde se coronaron los primeros reyes hititas y estaba entre las tres ciudades santas del imperio.
[5] Durante el Reino Nuevo Hitita, se identificó con la diosa siria-hurrita Hebat o Ḫepat cuando la reina hitita Puduhepa la considera su protectora y la menciona en sus plegarias usando ambos nombres: Desde el Reino Antiguo Hitita, la Diosa del Sol de Arinna legitimó la autoridad del rey, junto con el dios del tiempo Tarhun.
El rey hitita adoraba a la Diosa del Sol mediante preces diarias al atardecer.