Posiblemente originario de más allá del mar Negro,[1] se establecieron en la actual Turquía a principios del II milenio a. C. y absorbieron gradualmente a la cultura nativa de los hatianos, un antiguo pueblo con lengua propia que no era semítica ni indoeuropea.Los hititas atrajeron la atención de arqueólogos turcos como Halet Çambel y Tahsin Özgüç.Tras tomarla como concubina mientras Urías peleaba con los amonitas, David, después de embarazar a Betsabé, provocó su muerte.En 1822, en Viajes por Siria y Tierra Santa, Johann Ludwig Burckhardt habla del hallazgo de una lápida con jeroglíficos desconocidos, algo que pasó en su momento inadvertido.Pero en 1863 los estadounidenses Augustus Johnson y el director Jessup seguirían las huellas de Burckhardt en Hama hasta reencontrarla.Sin embargo, en este caso, no hay unidad para definir cuándo termina uno y comienza el siguiente.El conocimiento actual no permite determinar si los hititas, luvitas y palaítas llegaron en oleadas sucesivas o al mismo tiempo, o si quizá un pueblo que sería su ancestro común se dividió en varios grupos tras su llegada a Anatolia.La más importante fue la situada en Kanes (actual Kültepe) en la que se han encontrado la mayoría de las tablillas.[26] Su nieto y sucesor, Mursili I, continuó con esta dinámica bélica al capturar finalmente Alepo y hacer una incursión exitosa hasta Babilonia en 1595 a. C. Provocó así la caída de los dos reinos más importantes de su época en el Antiguo Oriente Próximo, pero fueron éxitos efímeros.Las intrigas cortesanas continuaron hasta finales del siglo XV a. C. cuando Tudhaliya I/II sube al trono.Sus éxitos más notables tuvieron lugar en Siria donde extendió considerablemente su influencia tras infligir dos severas derrotas a Mitanni, después hundido por intrigas sucesorias.Sin embargo tuvo una capacidad militar sin igual en aquel momento que le permitió completar el trabajo de su padre, Suppiluliuma I, al someter a los países de Arzawa y entregarlos a varios vasallos fieles.Su tío, Hattusili III, líder brillante que se distinguió en la guerra contra los kaskas, le hizo sombra.Consiguió concluir la paz con Ramsés II, que se casó con dos de las hijas del hitita.El antiguo país de Hatti fue ocupado por los frigios, un pueblo recién llegado, que tal vez se pueda identificar con los mushki mencionados en los textos asirios.[42] Los reinos neohititas estuvieron representados por las dos ramas descendientes de los reyes hititas establecidas en Karkemish y Arlanstepe, así como otras dinastías en Gurgum, Kummuhu, Que, Unqi o en Tabal e incluso Alepo.Finalmente se vieron superados y anexionados al Imperio asirio durante la segunda mitad del siglo VIII a. C.[43] Además de los territorios administrados directamente por los hititas, había Estados sometidos a su autoridad que disponían de su propia administración.En Siria, tras el reinado de Suppiluliuma I, los hititas poseían varios estados vasallos: Alepo, Karkemish, Ugarit, Alalakh, Emar, Nuhasse, Qadesh, Amurru y Mitanni entre los principales.[44] Entre estos reinos, algunos tenían un estatus particular porque habían sido entregados a miembros de la dinastía real hitita: Alepo, Karkemish y Tarhuntassa tuvieron sus propias dinastías colaterales; otros, como Hakpis, confiado a Hattusili III antes de su ascenso al trono, solo obtuvieron ese estatus temporalmente.No obstante, algunos enviados podían estar especializados en el trato con una corte concreta y quedarse allí durante meses o años.En un texto se describe un ritual que debía cumplir el soberano antes de una campaña para comenzarla con buenos augurios.[56] El rey podía ponerse al frente de sus tropas o bien delegar en un general, sobre todo cuando había varios conflictos simultáneos.Tirados por dos caballos, estos carros eran montados habitualmente por un conductor y un combatiente armado con un arco, pero en las representaciones de Qadesh van acompañados por un tercer hombre que porta un escudo.Estas esculturas parecen haber recibido alguna influencia egipcia, mientras que los bajorrelieves evidencian influjos mesopotámicos, aunque con un típico estilo hitita caracterizado por la ausencia de delicadezas formales.Sin embargo el arte hitita más típico se observa en los pocos elementos metálicos (especialmente de hierro) que han llegado hasta nuestros días.Por numerosas tablillas hititas conocemos unos rituales de tipo mágico que tienen por objetivo manipular la realidad para convocar e influir en las fuerzas invisibles (los dioses y otros).Sin embargo, algunas piezas se encuentran entre las más notables de la mitología del Antiguo Oriente Próximo.Los dioses investigan como hacer volver a Telepinu, pero fracasan antes de que una pequeña abeja enviada por Hannahanna consiga encontrarlo y despertarlo.Se conoce por dos versiones y relata el combate del dios de la tormenta contra la gigantesca serpiente Illuyanka.La rivalidad entre los dos termina en la canción de Ullikumi en la que Tesub debe derrotar a un gigante engendrado por su enemigo mortal.
Antiguo Oriente Próximo en tiempos de Hattusili I y Mursili I. La extensión de los reinos y la ubicación de algunas ciudades son aproximadas.
Antiguo Oriente Próximo a comienzos del Reino Nuevo hitita. La extensión de los reinos y la ubicación de algunas ciudades son aproximadas.
Antiguo Oriente Próximo en tiempos de Muwatalli II. La extensión de los reinos y la ubicación de algunas ciudades son aproximadas.
Tablilla de bronce en la que está inscrito el tratado entre
Tudhaliya IV
y
Kurunta
por el que el primero concedía la soberanía de Tarhuntassa al segundo. Está fechado en 1235 a. C.
Tratado de Qadesh firmado entre Hattusili I y Ramsés II. Está fechado en 1269 a. C.
Los soldados del carro de combate eran las tropas de élite del ejército hitita.
Mapa de las principales ciudades y regiones del mundo hitita. Los nombres en rojo claro indican la ubicación más probable o aproximada.