No se sabe si fue él o su padre quien fijó la capital en esta última ciudad, aunque es probable que fuera Pithana.
Hattusa fue asediada y tomada en un asalto nocturno después de que su defensa se debilitase por el hambre.
En represalia, sembró malas hierbas en el territorio de la ciudad y prohibió que fuese repoblada, sellando su proclama con una maldición.
[9] Por último, se enfrentó al príncipe de Salatiwara, que avanzó con su ejército hasta acampar a orillas del río Hulana.
Anitta lo trató con deferencia, aunque lo sometió a vasallaje, quizá manteniéndolo en la misma ciudad o en otro territorio.
Esto condujo a que los comerciantes asirios abandonaran las colonias anatólicas y, con ellos, desaparecieran los textos escritos.
[14] Con el botín que consiguió en sus campañas militares, fortificó su capital, Nesa, y edificó varios templos.