[2] Sus ensayos e ideas sobre temas políticos, sociales y culturales recibieron una amplia atención.[3] Durante el período nacionalsocialista emigró a Suiza y en 1938 hacia los Estados Unidos,[4] donde adquirió la ciudadanía de dicho país en 1944.[9] Como era norma en las clases altas, no acudió a la escuela primaria, sino que recibió educación privada.En particular, su aprendizaje literario y artístico fue esencialmente autodidacta, siguiendo en estos años los pasos de Heinrich, su hermano mayor.Schiller, Heine, Nietzsche, Hermann Bahr y Paul Bourget fueron sus primeras lecturas independientes.[10] De sus años en el Katharineum proceden los primeros datos conocidos sobre la vida amorosa del joven Mann.La correspondiente a este periodo proviene sobre todo de la mantenida entre su hermano Heinrich y sus amigos comunes.[16] Ya en su juventud, Mann escribía con propósitos serios, pero en estos años no se consideraba a sí mismo un narrador sino un «poeta lírico-dramático».En 1893, editó con su amigo Otto Grautoff una revista llamada Der Frühlingssturm (Tormenta de primavera) de la que se conserva un número que contiene un ensayo sobre Heine, algunas poesías y un relato titulado «Visión».[19] En octubre de ese mismo año ya consiguió publicar en la revista Die Gesellschaft una novela corta, La caída.En agosto también comenzó su colaboración para la revista nacionalista y conservadora Das Zwanzigste Jahrhundert, en la que durante algo más de un año publicó ocho artículos, casi todos reseñas.[21] Tras ver rechazadas varias publicaciones finalmente la revista Simplicissimus le aceptó La voluntad de ser feliz, relato escrito en diciembre de 1895 al que siguió un año después El pequeño señor Friedemann, la obra que le permitió comenzar a hacerse realmente un nombre como escritor.[31] Los Mann tuvieron seis hijos: Erika (1905-1969), Klaus (1906-1949), Golo (1909-1994), Monika (1910-1992), Elisabeth (1918-2002) y Michael (1919-1977), todos los cuales llegarían a adquirir mayor o menor relevancia por derecho propio.Carla, una actriz sin demasiado éxito, estaba a punto de casarse cuando fue víctima del chantaje de un antiguo amante y acabó con su vida al no encontrar apoyo en su futuro marido.Pero a la vez son también años de inseguridad literaria en los que inició muchos proyectos que no llegó a culminar, algunos definitivamente abandonados, como una obra sobre Federico el Grande y la novela social Maya.[38] Las Consideraciones estaban pensadas inicialmente como un simple artículo, pero en 1915 Heinrich Mann publicó su obra Zola, donde se oponía decididamente al militarismo alemán y atacaba frontalmente las tesis de su hermano, lo que hizo que este ampliara su ensayo hasta las dimensiones de un gran libro.[39] Estas diferencias provocaron la ruptura total entre ambos y solo se reconciliaron cuando en 1922 Heinrich contrajo una enfermedad que puso en grave peligro su vida.Inclinado en principio, por temperamento y también bajo la influencia de Katia, a partidos nacionalistas moderados representantes de una burguesía liberal al estilo del DVP de Gustav Stresemann,[41] osciló entre citar con cierta aprobación a autores como Oswald Spengler o incluso Houston Stewart Chamberlain y Dietrich Eckart,[42] y mantener una postura ambivalente tanto frente a la Revolución rusa como a la República Soviética de Baviera, cuya breve existencia experimentó personalmente.[47] El final de la guerra le permitió continuar sus proyectos literarios interrumpidos, y así retomó en 1919 la escritura de La montaña mágica, que había comenzado en 1913 y publicó en 1924 con un enorme éxito inmediato.Plasmó su postura sobre todo en reseñas y comentarios a obras de autores como Paul Verlaine, Walt Whitman, André Gide o August von Platen, aunque siempre sin hacer patentes sus preferencias personales, algo sobre lo que siempre evitó que trascendiera cualquier discusión pública.Se había casado en 1900 con un banquero, pero el matrimonio resultó un fracaso, tenía problemas de adicción a la morfina y finalmente terminó ahorcándose.[65] En primavera se trasladó desde Princeton a Pacific Palisades (California) mientras no dudaba en utilizar su fama para difundir sus ideas políticas sobre la guerra y sus consecuencias, que en esta época adquieren un matiz cada vez más izquierdista.Ese mismo año apoyó activamente a Roosevelt en la campaña para las elecciones presidenciales en las que consiguió su último mandato.Aunque a su llegada a Estados Unidos Heinrich había conseguido un contrato como guionista para Warner Brothers, problemas como el alcoholismo de su esposa Nelly lo sumieron en problemas económicos tan graves que Katia y Thomas terminaron por tener que pasarle una asignación mensual.En La muerte en Venecia describe las vivencias de un escritor en una Venecia asolada por el cólera; dicha obra supone la culminación de las ideas estéticas del autor, que elaboró una peculiar psicología del artista.Novelas posteriores: Carlota en Weimar (1939), en la cual Mann regresa al mundo retratado por Goethe en Las desventuras del joven Werther (1774).La novela narra la historia del compositor Adrian Leverkühn, quien pacta con el diablo para alcanzar la gloria artística.El segundo relata la vida del joven José, que aún no ha recibido los grandes dotes que le esperan, y su enemistad con sus diez hermanos, los cuales acaban traicionándolo y vendiéndolo como esclavo a Egipto.[82] Alfred Kerr, crítico alemán detractor del escritor, se refirió sarcásticamente a la novela, ya que «hacía de la pederastia algo disculpable si era ejercida por las cultivadas clases medias».[83] Mann tuvo en su juventud una estrecha relación con el joven violinista y pintor Paul Ehrenberg de la que no se conoce su trascendencia.