Tonio Kröger (novela)

Tonio Kröger es una novela corta de Thomas Mann publicada en 1903, cuyo protagonista, que tiene rasgos inequívocamente autobiográficos, ve un contraste infranqueable entre el arte y la burguesía.

[1]​ Mann había planeado al principio llamarla "Litteratur", que habría señalado el centro temático de la obra.

[3]​[4]​ La novela consiste en nueve capítulos y un giro de la trama que se inicia en el quinto.

Si bien la trama acusa un desarrollo narrativo, tiene lugar sobre todo en los procesos mentales, reflexiones y conversaciones de Tonio Kröger.

"[5]​ Los capítulos están interconectados por motivos semejantes, así como situaciones y figuras retornantes.

En sus enseñanzas prefiere hablar francés "y no hay palabras para describir cuán maravillosamente producía el sonido nasal".

Con sus grandes ojos oscuros y la cabeza gacha mira a Tonio de lejos.

[5]​ Magdalena Vermehren con todo su cariño por Tonio, nunca podrá igualar la emoción abrumadora y la intensidad de este anhelo que queda para siempre cegado por una crueldad irónica e incomprensible de Tonio.

[…] Así llegó al punto en que él, zarandeado entre groseros extremos, entre una gélida espiritualidad y una sensualidad devoradora, llevó una vida agotadora con remordimientos de conciencia, que él, Tonio Kröger, básicamente detestaba."

Durante este tiempo su arte madura, crea las primeras obras inusuales y su nombre se convierte en una fórmula en la esfera literaria, denotando excelencia.

[17]​ En la recepción del hotel[19]​, el comportamiento reservado de Tonio Kröger despierta curiosidad.

En su billetera sólo hay unos billetes y la prueba de una novela que se está imprimiendo.

"Y cuando la espuma fría salpicó su rostro, se sintió como una caricia para él mientras estaba medio dormido."

En Copenhague lo invade un estado de ánimo extraño: "Y de todos modos, mientras respiraba el aire húmedo del mar en respiraciones lentas y pensativas, vio ojos que eran tan azules, cabello tan rubio, rostros que eran del mismo tipo y formación como él lo vio en los sueños extrañamente dolorosos de la noche que había pasado en su ciudad natal.

La tranquila vida del hotel se ve interrumpida cuando un día llega una multitud de excursionistas, entre ellos una joven pareja rubia, que evoca melancólicos recuerdos de Hans Hansen e Ingeborg Holm en Tonio Kröger.

Tonio Kröger le cuenta en una carta a Lisaweta Ivanovna el resultado de su introspección y autodescubrimiento: "Estoy entre dos mundos, no estoy en casa en ninguno de los dos y como resultado lo tengo un poco difícil.

Tonio Kröger, que parece extranjero del sur, se siente atraído por ellos y, sin embargo, permanece solo.

La conciencia de ser un extraño y un mero espectador que intenta en vano hacer amigos es también lo que tanto le conmueve de Don Carlos, cuya lectura intenta sin éxito hacer apetecible a Hans Hansen: "Está, por ejemplo, el pasaje ¿El rey lloró?

Tonio Kröger, un intelectual, se convierte en un extraño involuntario porque reconoce y ve a través de los otros.

A esto se sumaba el ya conocido problema nietzscheano de la dispepsia filosófica: el conocimiento y la intuición (Erkenntnis) que parecían inevitablemente implicar desilusión, pesimismo y nihilismo ético, hasta el punto de rebelarse contra ello en lo que Tonio Kröger llamaría Erkenntnisekel, la náusea del saber.

[5]​ Al final del cuarto capítulo, como quintaesencia de su monólogo -Tonio Kröger apenas la deja hablar en la conversación del estudio- dice Lisaweta Ivanovna: "Pues bien, la solución es que usted, ahí sentado, es, simple y llanamente, un burgués.

Vaget (2001) dice: "Tonio Kröger no es una historia del todo satisfactoria, pero sin duda es importante".

Pero sobre todo considera vida a un orden burgués que determina una moral y define una conducta.

[33]​ Tollinchi señala también con respecto al tema: "En Tonio la disciplina y la rutina burguesa se transforma en el trabajo del artista que fundamentalmente se concibe como ascetismo y negación de la naturalidad.

La impasibilidad necesaria lo convierte en simple espectador y observador de la vida, no en participante.

"[34]​ Tonio Kröger expresa la soledad del artista: ""La literatura es todo menos oficio; es una maldición, para que lo sepa.

Sus aventuras excéntricas rompen con los códigos burgueses de comportamiento y las tradiciones cristianas que le fueron inculcadas.

El tema de la homosexualidad no es tratado de forma explícita sino tabuizada: Tonio desciende a la lujuria y se siente culpable, sin que se explique que ha sucedido.

Pero al final podré decirme a mí mismo que he pagado las consecuencias de todo.

La verdadera obra de arte… el truco consistía en hacer la vida capaz del arte.

Río Trave en Lübeck.
La casa de los abuelos de Thomas Mann, llamada "Buddenbrookhaus" en la Mengstraße 4, Lübeck.
Hotel Stadt Hamburg en 1905
Vista de Elsinor desde el castillo.