En el texto «¿Qué es la ilustración?» definió mejor su proyecto teórico como una ontología crítica de la actualidad siguiendo la impronta kantiana.
[9][10] Sin embargo, la idea, propagada falazmente por los escritores conservadores Luc Ferry y Alain Renault,[11] de que la filosofía francesa (Foucault, Derrida, Deleuze) es una mera recepción de la filosofía alemana dista de ser verdadera: Foucault mantuvo un diálogo permanente con su tradición, con autores como Georges Canguilhem, Louis Althusser, Gaston Bachelard, Georges Bataille, Maurice Blanchot, Gilles Deleuze, etc.[12] En el año 2007 Foucault fue considerado por el The Times Higher Education Guide como el autor más citado del mundo en el ámbito de humanidades en dicho año.
[14] Su educación primaria fue una mezcla de éxitos y mediocridades hasta que asistió al colegio jesuita Saint-Stanislas donde se destacó por su rendimiento.
En ese momento, Foucault se involucró en actividades homosexuales con hombres a quienes encontró en la escena gay parisina.
Su mentor, Louis Althusser, le indujo a ingresar en él, pero pronto se desilusionó con la política y la filosofía del partido.
[26] Foucault no logró obtener su agrégation en 1950, pero lo intentó nuevamente y tuvo éxito al año siguiente.
[27] A este punto, no estaba interesado en una carrera como docente, y emprendió un largo exilio de Francia.
Más tarde, al describir la obra de Nietzsche como "una revelación", sintió que la lectura del libro lo afectó profundamente, siendo un momento decisivo en su vida.
Su participación en la política aumentó, y su compañero Defert se unió al grupo maoísta Gauche prolétarienne (GP).
Esto coincidió con su giro hacia el estudio de las instituciones disciplinarias, con el libro Surveiller et punir (Vigilar y castigar), que «narra» las microestructuras de poder formadas en las sociedades occidentales a partir del siglo XVIII, especialmente en las prisiones y las escuelas.
En 1978, encontró dichos poderes transgresores en las figuras revolucionarias del ayatolá Jomeini, Ali Shariati y los millones que arriesgaron sus vidas en el curso de la revolución.
Estos ensayos causaron controversia, y algunos analistas argumentaron que Foucault no era lo suficientemente crítico con el nuevo régimen.
Esto se hace para privilegiar ciertos escritos como auténticos y excluir otros que no encajan en nuestra visión de lo que el autor debería ser: «El autor es, por lo tanto, la figura ideológica gracias a la cual se conjura la proliferación del sentido» (Foucault, 1969, 110).
Cuando se le planteó esta cuestión durante una entrevista en 1982, Foucault señaló: «Cuando la gente dice, 'Bueno, usted pensaba esto hace unos años y ahora dice otra cosa,' mi respuesta es… [risas] 'Bueno, ¿crees que he trabajado duro todos estos años para decir lo mismo y no haber cambiado?'».
Este episodio se halla documentado en Las vidas de Michel Foucault del historiador David Macey.
En ese momento aún se sabía poco sobre la enfermedad y sus rivales filosóficos en ocasiones atacaron sus actividades sexuales como una expresión de sus opiniones.
Dirige su análisis hacía el enunciado, la unidad básica del discurso que considera ignorada hasta ese momento.
Contra esta, Foucault expone una prisión gris, 80 años después y busca entender cómo pudo ocurrir tal cambio en la forma de castigar a los convictos en un período tan corto.
La ley penal tiene como fin la reparación del daño y en caso de no ser posible evitar que otro individuo cometa el mismo crimen.
[65] Foucault compara la sociedad moderna con el diseño de prisiones llamadas panópticos de Bentham (nunca construidas pero tomadas en cuenta): allí, un solo guardia puede vigilar a muchos prisioneros mientras el guardia no puede ser visto.
El oscuro calabozo de la pre-modernidad ha sido reemplazado por la moderna prisión brillante, pero Foucault advierte que "la visibilidad es una trampa".
Ataca las "hipótesis represivas", la creencia común de que hemos "reprimido" nuestros impulsos sexuales desde el siglo XVII.
En él, Foucault encuentra lo necesario para probar que Sócrates/Platón buscó a sus interrogados procurarles la inquietud de sí.
Puesto que ninguna relación humana carece de poder, la libertad se vuelve esquiva, incluso como un ideal.
Por el contrario, Foucault simplemente proporciona unas pocas valiosas máximas con respecto a la lectura de la historia.
[73] Wehler considera a Foucault como un mal filósofo que injustamente recibió una buena respuesta por las humanidades y por las ciencias sociales.
se usaba para referirse a “anormales” porque, en el sentido foucaultiano del término, formaban parte de la anomalía social.
[78] Tras el debate, Chomsky se vio afectado por el rechazo total de Foucault a la posibilidad de una moralidad universal, afirmando: "Me parecía completamente amoral, nunca había conocido a alguien que fuera tan amoral [...] Quiero decir, me agradó personalmente, es sólo que no podía entenderlo.
Tal régimen tecnológico, resultado de una conjunción saber-poder determinada, es lo que este pensador denomina disciplina.
[81] Al ser la disciplina tecnología, cuyo blanco de poder es el individuo, su horizonte discursivo se encontrará en las ciencias humanas.