[1] Poéticamente, Milton es una de las figuras más importantes del panorama literario inglés, siendo en ocasiones situado al mismo nivel que Shakespeare.
Después de esta primera guerra, Cromwell tomó poder en el lado parlamentario, sofocando sublevaciones e invadiendo a Escocia.
Cuando el parlamento decide negociar con Carlos I, Cromwell inicia un golpe militar, separando así al bando parlamentario en dos e instaurando la Mancomunidad de Inglaterra.
En 1625, fue admitido al Christ's College en Cambridge, donde comenzó a prepararse para entrar en la Iglesia de Inglaterra.
En esta época escribió principalmente poemas, como On Shakespeare, L'Allegro e Il Penseroso.
Como guía para trazar los estudios a los que Milton se dedicó en estos años se recurre a su «commonplace book», algo así como su cuaderno de notas, que hoy puede encontrarse en la Biblioteca Británica.
En Roma fue invitado por el Cardenal Barberini, sobrino del papa Urbano VIII, a visitar la Biblioteca Vaticana.
Se trasladó a Ginebra, donde había ido con la esperanza de conocer al célebre teólogo calvinista Giovanni Diodati.
La relación no duró mucho, y poco después Mary le abandonó, regresando a la casa de sus padres en Oxford, pues Milton tenía un carácter huraño.
En los años subsiguientes Milton sería el encargado de traducir al latín las actas oficiales y responder a los ataques literarios contra la república; también serviría como censor y es muy posible que también redactara discursos para Cromwell.
Un mes después, los partidarios de Carlos II publican la Defensio Regia, escrita por el conocido orador Claudius Salmasius, a lo que Milton responde con Defensio pro populo Anglicano (o la Primera defensa), un texto muy cuidadosamente redactado, en latín, que sirvió para dar a conocer las facultades oratorias de Milton en la Europa continental.
Milton había atribuido el Clamor a Alexander More, por lo que este respondió atacándolo en un escrito.
En memoria de su esposa Katherine, escribe el soneto «Methought I saw my late espousèd saint».
En octubre, Milton es arrestado y metido en prisión, aunque más tarde fue liberado por orden del parlamento gracias a la influencia de algunos amigos ahora poderosos como Andrew Marvell.
Excluyendo los tratados sobre el divorcio, encontramos dos vertientes principales, por un lado la crítica al episcopalismo de la iglesia anglicana, y por otro la defensa del republicanismo.
Esta teoría puede encontrarse principalmente en El paraíso perdido, en la que Milton permite a los ángeles comer o tener relaciones sexuales (8.622-29).
[19] Como muchos autores del Renacimiento antes que él, Milton integró la teología cristiana con los modelos clásicos.
La obra fue representada en honor a John Egerton, como celebración tras haber sido este proclamado Lord President de Gales.
Tras la publicación de esta obra, Milton se dedicó a escribir El paraíso recobrado y Sansón agonista.
El segundo es una defensa de La doctrina y disciplina del divorcio, que había sido atacada en un panfleto anónimo.
Estos tratados fueron muy controvertidos, y fueron duramente criticados en el parlamento, pues sus detractores querían censurarlos.
En On Prelatical Episcopacy, Milton retoma los mismos argumentos, refutando además los propuestos por los obispos Hall y Usher.
Este último se presenta como un diálogo y posee un carácter más satírico que ninguno de los anteriores.
Después de estos dos tratados, Milton comenzó a trabajar como propagandista para la república.
Por otro lado, aunque su obra refleja más bien estos conocimientos clásicos, también podemos encontrar alusiones a otros autores más contemporáneos, como Giovanni Andreini, Phineas Fletcher, Thomas Heywood, George Sandys, Edmund Spenser, Philip Sidney, John Donne, o William Shakespeare.
Eliot el cual creía que, aun siendo Milton un gran poeta, había causado una mala influencia.
Por otra parte, la conveniencia de traducir o no el Paraíso perdido generó un importante debate en la Ilustración en lengua alemana.
La obra fue por primera vez traducida íntegramente al español entre 1802 y 1807 por Benito Ramón de Hermida.
Esta traducción, en verso rimado, no se publicó hasta después de la muerte del autor, ocurrida en 1814.
[25] Han seguido después otras muchas traducciones, algunas de ellas en prosa, como la que llevó a cabo en 1849 Santiago Ángel Saura Mascaró.