Juan Escóiquiz

Juan fue admitido como paje al servicio del rey como pago a los servicios del padre, pero optó por ordenarse sacerdote, aunque una vez en sotana se le entabló un proceso canónico por andar amancebado, como cuenta Godoy en sus Memorias.En efecto, dedicó su cercanía a Fernando para intrigar constantemente contra el valido al tiempo que lo adulaba externamente, al menos hasta 1798, en que Godoy padeció una momentánea caída en el favor de los reyes.Pero se enredó en su propio juego y en enero de 1800 Carlos IV sospechó algo cuando su hijo Fernando le pidió asistir al Consejo Real;[3]​ así que le envió por intrigante al destierro dorado del arcedianato de Alcaraz, con una canonjía adscrita en la rica diócesis toledana.Vuelto a la inactividad, de nuevo frecuentó las Musas y produjo algunos escritos que permanecieron inéditos esta vez.A causa de sus nuevas intrigas, le permitieron marchar a París como gracia del Emperador; allí empezó de nuevo a conspirar fraguando una coalición antinapoleónica, que desbarató enseguida alguien aún más intrigante que él, el encargado de la seguridad del Emperador, Fouché.Bonaparte le tenía simpatía y por eso no fue ejecutado, sino conducido a confinamiento en Bourges.Allí consiguió publicar en 1813, como se ha dicho, su retraducción del Paradise Lost (El paraíso perdido) de John Milton.