Una camarilla designa, con una connotación negativa, a un grupo de consejeros influyentes del príncipe o monarca.[1] El término español camarilla (literalmente "una cámara pequeña") adquiere por primera vez connotaciones políticas durante el reinado de Fernando VII.Estas tres pequeñas salitas pasaron de simbolizar, por lo tanto, la opacidad del poder en la monarquía absolutista.Por esta razón, controlar el acceso al rey se convirtió en el instrumento más importante para aquellos que deseaban adquirir su favor, la única puerta hacia el poder, la influencia y riqueza personal.[4][5] No obstante tener este término origen en la lengua castellana, a partir del siglo XIX y con carácter retroactivo, fue aplicado a distintos grupos de consejeros, amigos o conocidos de distintos soberanos y líderes políticos.