[2] Su trabajo influyó en el de William Herschel, Hermann von Helmholtz, James Clerk Maxwell y Albert Einstein.
[5]A los catorce años, Young comenzó estudios de griego, latín, francés, italiano, hebreo, caldeo, sirio, samaritano, árabe, persa, turco y amhárico.
[8] Ese mismo año heredó la hacienda de su tío abuelo, Richard Brocklesby, lo que le dio independencia económica, y en 1799 se estableció como médico en el número 48 de Welbeck Street, Londres[5] (actualmente registrado con una placa azul).
[9] En 1801, Young fue nombrado profesor de filosofía natural (principalmente física) en la Royal Institution.
[5][13] En 1811, Young se convirtió en médico del St George's Hospital, y en 1814 formó parte de un comité designado para considerar los peligros que entrañaba la introducción generalizada del gas para la iluminación en Londres.
Aunque era muy erudito, tenía fama de que a veces le costaba comunicar sus conocimientos.
Por lo tanto, estaba peor preparado que cualquier otro hombre que yo haya conocido para la comunicación del conocimiento" [23] Aunque a veces trató temas religiosos de la historia de Egipto y escribió sobre la historia del cristianismo en Nubia, no se sabe mucho sobre las opiniones religiosas personales de Young.
[25] Fuentes autorizadas han descrito a Young en términos de un cuáquero cristiano cultural.
Había estudiado extensamente las Escrituras, cuyos preceptos estaban profundamente grabados en su mente desde su más tierna infancia; y evidenciaba la fe que profesaba, en una conducta inquebrantable de utilidad y rectitud.
"[30] Durante sus años como profesor de la Royal Institution realizó 91 conferencias sobre muy diversos temas.
Estas conferencias fueron publicadas en 1807 bajo el título: Course of Lectures on Natural Philosophy y contenían un buen número de anticipaciones de teorías que serían desarrolladas con posterioridad.
y pocos años más tarde había avanzado en el conocimiento del texto en jeroglíficos.
La escritura jeroglífica constituyó, probablemente, el sistema organizado de escritura más antiguo del mundo, y era utilizada principalmente para inscripciones oficiales en las paredes de templos y túmulos.
Aunque Young había logrado traducir correctamente algunos jeroglíficos de la piedra Rosetta, la primera traducción completa la realizó el francés Jean-François Champollion.