El tiempo confirmó lo acertado de esta medida, pues el éxito finalmente coronó la conquista y colonización española a partir del núcleo humano que se fue forjando en la Asunción del Paraguay.
Irala fomentó estas uniones haciendo de ellas una política integradora que aseguraba la paz entre europeos y americanos.
En algo acertaba: Nada llegó a América que no hubiere existido primeramente en Europa.
Estas mercedes serán las que se constituyan en los diversos pagos pampeanos.
Este privilegio fue otorgado por el rey Felipe II: Garay expresa que solo diez de los primeros pobladores eran españoles peninsulares.
[6] En este caso resultan americanos tanto hombres como mujeres, padres como hijos.
[6] También los siguientes mancebos fueron pobladores pero se ausentaron de la ciudad, o no dejaron rastros en ella.
[6] La expedición de Garay incluía 200 amerindios guaraníes que venían con las familias, y si bien en la sociedad estamental no fueron considerados vecinos se los debe recordar entre quienes poblaron inicialmente la ciudad, dándole el carácter criollo y mestizo que fue impronta de la primitiva Buenos Aires.