Museo de Arte Moderno (México)

Sin embargo, se trataba de recinto modesto y provisorio, con una concepción museológica que consideraba al arte moderno tan sólo como un capítulo dentro de un guion curatorial más amplio que recorría la historia del arte mexicano desde la época prehispánica.

Dentro de su exhibición permanente se encuentran obras de varios grandes maestros mexicanos del periodo, tales como: Frida Kahlo, Julio Castellanos, David Alfaro Siqueiros, Emir Jair, Roberto Montenegro, José Clemente Orozco, Louis Henri Jean Charlot, Juan Soriano, Juan O'Gorman, Diego Rivera, Jesús Guerrero Galván, María Izquierdo, Rufino Tamayo, Raúl Anguiano, Federico Cantú, Carlos Orozco Romero, Manuel Rodríguez Lozano, Ricardo Martínez de Hoyos, Jorge González Camarena, Guillermo Meza, Francisco Corzas, Leonora Carrington, Alfredo Zalce, Remedios Varo, Agustín Lazo, Ángel Zárraga, Gerardo Murillo, José Chávez Morado, Mathías Goeritz, Gunther Gerzso, Manuel Felguérez, Abraham Ángel, Pedro Coronel, Luis López Loza, Francisco Toledo, Francisco Zúñiga, Pedro Friedeberg, Luis Ortiz Monasterio, Feliciano Béjar, Rosa Castillo y Mardonio Magaña.

El vestíbulo y los jardines del museo se encuentran adornados con esculturas de grandes artistas nacionales e internacionales.

Entre los nacionales cabe mencionar a Gelsen Gas, Germán Cueto, Mathias Goeritz, Estanislao Contreras y Manuel Felguérez.

El museo tiene bajo su resguardo una muy importante colección de obras del gran fotógrafo mexicano Manuel Álvarez Bravo.

El museo tiene 4 salas que tienen el nombre de diferentes personalidades del ambiente cultural mexicano del siglo XX: La sala Xavier Villaurrutia, Carlos Pellicer, Antonieta Rivas Mercado, José Juan Tablada, y además cuenta con la galería Fernando Gamboa.

[8]​ El cuerpo principal del museo muestra un trazo orgánico cuya curva es paralela al Paseo de la Reforma.

[6]​ El modelo del que partió el arquitecto para dar forma al recinto era simple: sobre una superficie construida de 8 000 m² se extendió la citada planta libre con dos niveles delimitados por una extensa fachada de vidrio; al centro, dos escaleras que conectaban con la planta alta.

Interior de uno de los dos edificios del Museo, su diseño es en sí una pieza artística.