A partir del siglo XVIII comenzaron a abrirse las colecciones al público y surgieron los museos de protección estatal (British Museum, 1759; Uffizi, 1765; Louvre, 1793; Prado, 1819; Altes Museum de Berlín, 1830; National Gallery, 1838; Hermitage, 1849), al tiempo que surgieron las academias, instituciones que regulan el proceso creativo, educativo y formativo del arte.
[1] Los cuatro componentes principales del museo son: el contenedor, el contenido, la planificación y el público.
Por otro lado, en Sabbioneta se construyó entre 1583 y 1590 la primera estructura destinada específicamente a exponer objetos de colección, en este caso antigüedades: la Galleria degli Antichi.
[11] Durante el Barroco se incrementó el afán por acumular obras de arte, así como objetos de toda índole: en el Museo Kircheriano, fundado por Athanasius Kircher en 1651, se conservaban tanto obras de arte como animales disecados, objetos científicos, instrumentos musicales, antigüedades egipcias y romanas, y otros objetos.
[12] Entre los siglos xvii y xviii numerosos aristócratas se hicieron construir en sus palacios galerías para el coleccionismo de obras de arte, que aunque eran privadas solían mostrarse a un público reducido.
[14] También se crearon quince grandes museos provinciales: Bruselas, Burdeos, Caen, Estrasburgo, Dijon, Génova, Lille, Lyon, Maguncia, Marsella, Nancy, Nantes, Rennes, Rouen y Toulouse.
La mayoría de estas obras fueron a parar al Louvre, llamado Museo Napoleón entre 1803 y 1815.
Carlos X, Luis Felipe I y Napoleón III agrandaron sucesivamente el Louvre.
[14] El ejemplo francés se propagó a numerosos países, aun sin procesos revolucionarios.
[15] En Inglaterra, en 1759 se puso el germen de lo que sería el British Museum, fomentado por el Parlamento británico gracias a donaciones privadas.
[18] A lo largo del XIX los museos se fueron especializando cada vez más y surgieron museos dedicados a diversas ramas del arte, como las artes decorativas y aplicadas: el primero de este género fue el South Kensington Museum de Londres (1852), actual Victoria and Albert Museum.
Estos museos adquirieron una notable labor didáctica, relacionada con las escuelas de artes y oficios.
En cambio, los museos dedicados a las artes mayores (pintura y escultura) se fueron disociando cada vez más de las academias de arte, que habían colaborado notablemente en su fundación, debido al creciente desprestigio de estas últimas al quedarse obsoletas por su defensa del arte clásico y su negativa a aceptar el arte contemporáneo.
[22] Por último, en tiempos recientes han surgido los llamados «museos virtuales», basados en la tecnología cibernética o infográfica, como el Ars Electronica Center de Linz, creado en 1980.
El último paso ha sido el museo sin ubicación física, que ofrece contenido en línea a través de internet, como WebMuseum o Web Gallery of Art.