En el siglo XIX, sobre todo a partir de las desamortizaciones en la ciudad, sus colecciones fueron creciendo.El encargado en esta ocasión, Luis Maraver y Alfaro, se dedicó sobremanera a la incautación de obras pictóricas.Este siglo se caracteriza por el significativo aumento de las colecciones del museo, bien sea mediante compra, donación o depósito.Junto a esta donación se reciben también diversas obras individuales.Esto no se haría efectivo hasta 1969, año en que fallece su esposa.Según los datos de Rafael Romero Barros, estaba firmado por Alonso Martínez y fechado en 1341.Será ya en el siglo XVI cuando la pintura cordobesa se libere de la fuerte influencia flamenca y comience a mostrar interés por las corrientes italianas como inicio del Renacimiento cordobés, teniendo como obra reseñable una Virgen con el Niño de Pedro Romana y un Cristo atado a la columna con donantes de Alejo Fernández.El museo cuenta con un mayor volumen de obras correspondientes a los siglos XVI en adelante.Por otro lado, la escuela sevillana tendría también su peso en consecuencia a la marcha de los artistas cordobeses hacia Sevilla para su formación, entre 1630 y 1640.Junto a todo esto, el museo cuenta con obras de artistas de toda la nación, aunque en escaso número, como una obra atribuida a Francisco Bayeu Subías.A esto se le suma una obra del napolitano Domenico Brandi: San Jerónimo penitente.Hasta la segunda mitad del siglo, Córdoba no vería un auge en su pintura, quedando reflejado en el museo.Entre 1875 y 1936 se produce la “edad de plata del arte español”, en el que Córdoba tendría un importante eco localista, formados en la Escuela Provincial con Rafael Romero Barros.Entre sus discípulos estaría su hijo Rafael Romero de Torres o Tomás Muñoz Lucena.Además, otros artistas que no se formaron en la Escuela Provincial pero que también tienen importante peso como José Garnelo y Alda o el propio Julio Romero de Torres.Como, por ejemplo, Joaquín Sorolla, Darío de Regoyos, Santiago Rusiñol o Ramón Casas.De menor importancia y número debido a la historia de las adquisiciones del museo en el que ni los procesos desamortizadores ni las posteriores compras realizadas, llegaron aportar, hasta el siglo XX mediante las donaciones a título particular por sus autores.Junto a esta se encuentran varios crucificados en marfil de distinta procedencia.Así hasta lo más significativo en escultura es Mateo Inurria Lainosa con obras diversas de su trayectoria como Un naufrago, Séneca, un Cristo atado a la columna o Las tres edades de la mujer.Ante la cantidad de piezas que integran esta colección se podría hacer un museo propio.La labor de colección arqueológica la comenzó Romero Barros, siendo luego incrementada por su hijo Enrique.Así, la colección se forma con obras del periodo ibérico, pasando por las piezas romanas, visigodas, andalusí, mozárabe, hasta los siglos XIV, XV y XVI.Otro grupo es el compuesto por azulejos muy variados del siglo XVI al XIX.La Sección de Mobiliario se compone del conjunto de muebles que en su interior tuvo la vivienda, dominado en él los estilos prototípicos del mueble funcional español y andaluz entre 1850 y 1950.Esto se hace mediante actividades didácticas y expositivas dedicadas a todos los públicos; contando con ello, los talleres infantiles, las exposiciones temporales y conferencias sobre artistas u obras del museo.En los últimos años, debido a la crisis económica, la mayor parte de estas actividades han quedado mermadas.
Calvario de la Inquisición
, de
Antonio del Castillo
(c. 1649). Museo de Bellas Artes de Córdoba. Óleo pintado para presidir el salón del tribunal del Santo Oficio de la Inquisición de Córdoba, donde estaba acompañado de los
retratos
de los inquisidores San Pedro Mártir y Pedro de Arbués, pintados por el mismo Antonio del Castillo.