El estilo se desarrolló en una época propicia de la economía portuguesa y dejó marcas en todo el territorio nacional.
Esta tendencia artística era conocida, en la época, como la variante portuguesa de la arquitectura ad modum Yspaniae (al modo hispánico) que, por su parte, estaba incluida en la corriente arquitectónica "al moderno" - expresión utilizada para el gótico tardío donde también había la variante, por ejemplo, del modo tudesco o alemán en la entonces nueva arquitectura nórdica.
El conjunto decorativo de un elemento escultórico manuelino se presenta casi siempre como un discurso de piedra, donde diversos elementos y referencias se cruzan (pansemiosis -o "todos los significados"-), como el cabalismo cristiano, la alquimia, la influencia críptica sefardí, la tradición popular, etc.
El contexto puede ser tanto moralizante, como alegórico, jocoso (cuando se apunta el dedo a los defectos humanos o los pormenores obscenos, como en la referencia al sexo oral, en una gárgola exterior a la "Torre de la Colegiata de la Oliveira" (Olivo), en Guimarães), esotérico o simplemente, propagandístico en relación con el poder imperial de D. Manuel I. Nótese que esta simbología está también muy conectada a la heráldica.
El estilo manuelino transmite en gran medida estas aspiraciones mesiánicas de un rey cuyo ascenso al poder fue, como mínimo, insólita, tras la muerte de varios otros herederos directos al trono (como el príncipe D. Afonso y su hermano, D. Diego, asesinado).
Estas cinco últimas son Monumentos declarados Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO.