La Fuente de la Gracia

No vuelve a ser citada la pintura hasta la desamortización de los bienes eclesiásticos y su nacionalización en 1836.

[4]​[5]​ El soporte está formado por cinco tablas unidas a arista viva con formato rectangular, al que posteriormente se añadió una estrecha extensión de 52 cm de alto rematada en medio punto para pintar en ella el pináculo.

Se aprecia, por ejemplo, en la simplificación de las filacterias e inscripciones: tanto los ángeles de la torre izquierda como las tres figuras del registro superior portaban filacterias con inscripciones que no llegaron a pintarse, y el rollo del personaje que aparece arrodillado tras el sumo sacerdote llevaba falsas letras hebreas por ambas caras.

La anotación en el libro becerro, descubierta por Pedro de Madrazo en 1875, permitió deshacer la confusión que se había producido con la copia, ahora en Oberlin, mencionada por Antonio Ponz en su Viage de España en la catedral de Palencia,[12]​ pero deja sin dar respuesta al momento de su llegada a España y al problema del origen del encargo al taller flamenco, que se ha atribuido al mismo Enrique IV y con destino a su fundación monástica, o a su padre, Juan II, y en relación con el viaje en misión diplomática de Jan van Eyck a la península ibérica.

[14]​ Dos años después J. Laurent tomó la primera fotografía que se hacía de ella y, probablemente, la primera fotografía tomada de un cuadro que se hacía en España, utilizada en 1860 para un segundo grabado abierto por Herman Walde con destino a una publicación alemana.

[20]​[21]​ La obra se ha puesto en relación con el viaje que realizó Jan van Eyck por la península ibérica en 1428 y ya desde el siglo XIX los estudiosos advirtieron las semejanzas con el Políptico del cordero místico por lo que hubo quienes atribuyeron el óleo a Jan van Eyck o a su hermano Hubert, pero algunas consideraciones sobre el uso del color y otros aspectos pictóricos de la obra, carentes del nivel de calidad perceptible en las obras seguras de ambos maestros, dieron pie a cuestionar esa autoría también en fecha temprana y a que autores como Otto Pächt en 1959 y Volker Herzner en 1995, defendieran la hipótesis de que la tabla del Prado era copia de un original perdido de Jan van Eyck encargada por Enrique IV para El Parral, hipótesis que ha quedado descartada con el análisis radiográfico de la tabla, por los múltiples cambios que se advierten en el dibujo subyacente.

De igual opinión, también en cuanto a la datación temprana, Pierre Colman defendió que el dibujo subyacente lo ejecutó Jan van Eyck y que el acabado era obra de su mejor discípulo.

[31]​ Con una fuerte tendencia a la simetría, la obra se organiza a partir de un sofisticado edificio gótico que articula el espacio en tres sectores o partes jerárquicamente establecidas: superior, medio e inferior.

[37]​ Representando a la Iglesia, un papa, un cardenal, un obispo, un abad, un teólogo, un rey, un emperador y cuatro personajes más.

En este sentido, la tabla del Prado cuenta con algunos precedentes en la pintura del Bajo Rin, habiéndose señalado a ese respecto el dibujo de un grupo de judíos, boceto quizá para una pintura mayor (Leipzig, Museum der bildenden Künste)[43]​ y el llamado Cristo en la cruz viviente (Chicago, Art Institute) que debió de ser pintado en Colonia hacia 1420.

39, 22-24) a la vez que esforzándose en distinguir las doce piedras engastadas en cuatro filas en el pectoral de oro y lino (Ex.

[47]​ En la Baja Edad Media las tensiones entre cristianos y judíos a nivel teológico se esperaba que fuesen resueltas a través de debates interreligiosos conocidos como disputas teológicas.

[53]​ En ella estaría reflejado el deterioro en la convivencia entre las comunidades cristiana y judía en Europa.

[54]​ Dadas su forma y contenido, esta obra es netamente medieval e involucra, según Nierenberg, un imaginario cristiano reivindicativo frente al judaísmo, así como un vehículo de propaganda antijudía.

Su idea central es que establecer diferencias entre cristianos es contrario a la unidad espiritual —el cuerpo místico— y en consecuencia es herejía, al tiempo que defendía la validez del Antiguo Testamento, pues el mensaje evangélico no se entiende sin la doctrina que enseña la ley mosaica, como quedaría expresado en la tabla del Prado en el pináculo sobre la figura de Dios, con los dieciocho profetas veterotestamentarios sobre los cuatro símbolos de los Evangelios.

[63]​ En ella su autor copió fielmente del original los caracteres pseudohebreos y en el marco incluyó dos textos veterotestamentarios en latín, que probablemente se encontrasen también en el marco original, no conservado, y que abundan en el contenido antijudaico: bajo el grupo de los cristianos la inscripción dice: «Aput te est fons vite» [pues en ti está la fuente de la vida] (Salmos 36,10), y bajo el de los judíos: «Dereli[n] querunt fonten aque vive» [Me han abandonado a mí, a la fuente de agua viva] (Jeremías 2,13).

Este trabajo presenta dos escudos de armas en la parte superior que se han identificado como pertenecientes a las familias Girón y Loaysa,[66]​ además de una inscripción que designa a quien realizó la copia: "B[EL]ASCO".

Cromolitografía de Ramón Soldevila . Ilustración del artículo de Pedro de Madrazo , «El triunfo de la Iglesia sobre la Sinagoga. Cuadro en tabla del siglo XV atribuido a Jan Van Eyck (Museo del Prado)», Museo Español de Antigüedades , t. IV, Madrid, 1875.
Taller de Jan van Eyck, La Fuente de la Gracia , detalle del grupo de los judíos.
Taller de Jan van Eyck, La Fuente de la Gracia , detalle.
Moses Arragel , Biblia del Maestre de Calatrava , 1430, manuscrito sobre pergamino iluminado. Madrid, Biblioteca del Palacio de Liria , Fundación Casa de Alba.
Cristóbal de Velasco , La fuente de la vida , óleo sobre tabla de pino, 185,5 x 115,5, cm. Oberlin , Allen Memorial Art Museum .