Esta renovación de Jerusalén es un tema importante en el judaísmo, en el cristianismo y en la fe Baha'i.
Muchas tradiciones en las religiones judía y cristiana, como por ejemplo el protestantismo fundamentalista, el cristianismo ortodoxo y el judaísmo ortodoxo esperan que la renovación literal de Jerusalén tenga lugar en la explanada de las Mezquitas, según varias profecías bíblicas.
Otras, como por ejemplo varias denominaciones protestantes, el mormonismo y las ramas modernistas del cristianismo y del judaísmo reformado, ven la Nueva Jerusalén como figurativa o creen que tal renovación puede haber ocurrido ya o que tendrán lugar en un sitio distinto de la explanada de las mezquitas.
Los mormones creen que la Nueva Jerusalén se va a establecer en Misuri, EE.
En Ezequiel, la atención se centra principalmente en el acto humano de la construcción del Templo.
El judaísmo ve al Mesías como un humano descendiente masculino del Rey David que será ungido como el rey de Israel y se sentará en la trono de David en Jerusalén.
Durante este tiempo los judíos creen que se iniciará una era de paz y prosperidad mundial, las naciones amarán a Israel y abandonarán a sus dioses, se volverán hacia Jerusalén y acudirán al Templo Sagrado para adorar al único Dios de Israel.
Isaías profetizó que el Templo reconstruido será una casa de oración para todas las naciones.
En 167 a. C., el emperador Antíoco IV Epífanes sofocó una revuelta en Jerusalén e impuso severas restricciones a los judíos, la circuncisión, la celebración de fiestas y la observancia del sábado se prohibieron totalmente.
Su condena se centró en criticar a los Sumos Sacerdotes que los Reyes de Judá imponían.
El Dios del Cielo tratará con esta nación de la manera que trató con Israel en el pasado, y será evidente que el Dios del Cielo la habrá escogido, porque la librará de todas sus angustias y establecerá un pacto con ella, para reinar desde ella sobre las naciones.