Además, las adaptaciones del cuento han sido múltiples, desde el teatro al cine —existen versiones de terror y alguna gótica—, los cómics, los videojuegos, entre otros medios.
[5][d] En esta primera versión los lobos no se comen a la niña protegida por la caperucita que le regaló su padrino el día del bautismo.
[7] Se puede ver a Caperucita Roja, el Lobo Feroz y la casa de la abuela en un bajorrelieve del Palacio Jacques-Cœur en Bourges (Francia),[e] Perrault fue el primero que recogió esta historia, Le Petit Chaperon rouge («La Caperucita Roja»),[8][9] y la incluyó en un volumen de cuentos para niños, Histoires et contes du temps passé, avec des moralités.
Se trata de la versión más despiadada y brutal, comparada con todas las posteriores.
[13] Charles Perrault quiso dar una lección moral a las jóvenes que entablan relaciones con desconocidos, añadiendo una moraleja explícita, inexistente hasta entonces en la historia.
La figura del lobo tiene cierto aspecto de hombre pues Caperucita Roja menciona sus piernas, no patas;[1] esto representa un peligro con cierto atractivo sexual.
Esta versión es más inocente, Caperucita Roja es una niña pequeña, no una jovencita, y aparecen menos elementos eróticos que en la de Charles Perrault.
Además tiene un final feliz, tal y como solían tener los cuentos de la época.
Otras diferencias que pueden llamar la atención son: Escribieron una segunda parte del cuento[17] en que Caperucita Roja y su abuela atrapan y matan a otro lobo, esta vez anticipando sus movimientos gracias a su experiencia con el anterior.
La niña no salió del camino para recoger flores después de encontrarse con el Lobo, su abuela cerró bien la puerta para mantenerlo fuera, y cuando el lobo acechaba, la abuela hizo que Caperucita Roja pusiera una caldera debajo de la chimenea y la llenara con agua hirviendo donde había cocinado unas salchichas; así, el olor atrajo al lobo, que bajó por la chimenea y se ahogó.
[25] También se han realizado películas de terror, obras teatrales y adaptaciones a los tiempos actuales, sustituyendo a los protagonistas y lugares por elementos de Internet o cambiando los personajes por personas reales.
Aunque Walt Disney nunca lo llevó al cine junto a los otros cuentos clásicos, Caperucita Roja es todo un icono de la cultura popular y, en muchas ocasiones, ha provocado en la sociedad urbana la creencia de que los lobos son peligrosos para los seres humanos.
Muchos autores y artistas no se han podido resistir a realizar ciertas interpretaciones de situaciones que resultan extrañas si no se tiene en cuenta el origen de la narración.
El cuento escrito por los dos hermanos alemanes parte de una tradición oral adulta donde no había ningún lobo y sí seres humanos.
A Jeannette le entró miedo y dijo: ¡Ay!, abuela, ¿sabes lo que tengo mucha necesidad de hacer?
En cuanto la joven estuvo fuera, rompió la hebra de lana y se escapó.
Un momento después la falsa abuela preguntó: -¿Ya lo has hecho, Jeannette, ya lo has hecho?- Y las mismas voces de los angelitos respondieron desde lo alto de la chimenea: -¡Todavía no, abuela, todavía no!- Pero, cuando ya pasó mucho tiempo, dijeron: -Ya he terminado-.
El monstruo tiró del hilo de lana, pero ya no había nada al final."
Tales relatos guardan cierta similitud con los cuentos del "novio animal", como La bella y la bestia o El príncipe rana, donde las heroínas convierten al héroe en un príncipe; en este caso Caperucita Roja descubre que también tiene una naturaleza salvaje.
[36] En general, los artistas profesionales no implican una intención sexual entre los personajes y producen ilustraciones para toda la familia.
Además, Caperucita feroz es el título de la canción N.º 10 del álbum, la cual se encuentra en la cara B.